Este verano, mientras Jurassic World: Rebirth llega a los cines, sus dinosaurios invadirán no solo la pantalla, sino también las tiendas: figuras de acción, peluches, mochilas y hasta maquillaje. Pero hay un detalle: estos productos no están solo en la sección infantil. Su público clave son los kidults —adultos que abrazan con orgullo sus aficiones "infantiles"—, un mercado que redefine cómo el cine vende nostalgia, identidad y estilo de vida.
Kidults: ¿quiénes son y por qué son el oro de Hollywood?
El término kidult (mezcla de kid + adult) describe a adultos que coleccionan figuras, visten playeras de Minions o decoran su casa con lámparas de Harry Potter. No es un fenómeno nuevo, pero hoy es una fuerza imparable: el 65% de los compradores de productos de entretenimiento tienen entre 18 y 34 años, según datos de NPD Group.
Para Mariángeles Migoya, Vicepresidenta de Consumer Products de NBCUniversal LATAM, la clave está en la nostalgia con propósito:
«Gente que vio Jurassic Park en 1993 hoy quiere revivir esa emoción, pero desde su realidad adulta. Buscan productos que reflejen su personalidad, no solo un recuerdo».
Este año, Universal apuesta fuerte con Jurassic World: Rebirth, Cómo entrenar a tu dragón (live-action) y Wicked: Parte 2. Y no se trata solo de películas: es un ecosistema de experiencias y productos que invaden la vida diaria, desde tazas de café hasta trajes de oficina.
De la pantalla al armario: cuando el cine se vuelve moda
Los kidults no quieren camisetas básicas con logos. Buscan diseño sofisticado que hable de su identidad. Ejemplos:
La colección genderless de MANCANDY para Wicked, inspirada en Elphaba y Glinda, con prendas versátiles y textiles de lujo.
Los Minions vestidos de mariachi en una colaboración con la diseñadora mexicana Liz Campos, aprobada por Illumination.
Sudaderas de Jurassic World con detalles tejidos artesanales, pensadas para adultos que trabajan desde casa.
«No solo vendemos productos, creamos piezas que cuentan historias. Queremos que los fans vivan la magia del cine en su rutina», explica Migoya.
El arte de transformar películas en estilo de vida
El proceso creativo detrás de estos productos no es casual. Según Migoya, todo empieza con una pregunta:
«¿Cómo llevar la emoción de la película al desayuno, la oficina o la hora de dormir?».
La respuesta son productos hipercotidianos con un toque de fantasía:
Para la mesa: Cereales con forma de dinosaurios, tazas de Sing 2 que cambian de color con el calor.
Para el trabajo: Mochilas profesionales con motivos de Fast & Furious, cuadernos de Oppenheimer para "fans" del cine culto.
Para el hogar: Pijamas de Super Mario Bros. en algodón premium, cepillos de dientes de Despicable Me con temporizador.
Y la joya de la corona: colaboraciones locales. En México, por ejemplo, han trabajado con artistas que reinterpretan franquicias desde una mirada cultural, como los Minions posando frente al Calendario Azteca.
Kidults: ¿consumo inocente o rebelión cultural?
Ser kidult no es solo comprar juguetes. Es una declaración contra la adultez rígida:
Coleccionar figuras de acción ya no es "cosa de niños"; es arte pop en estanterías de diseño.
Usar una chamarra de Los Increíbles no es "inmaduro"; es celebrar la resiliencia de los superhéroes en la vida real.
Comprar un peluche de Sonic a los 35 años no es "vergonzoso"; es reconectar con la versión más auténtica de uno mismo.
Como bien dice Migoya:
«Hoy los adultos nos permitimos ser más juguetones. No es evadir la realidad, sino enriquecerla con lo que nos hace felices».
¿Y tú? ¿Eres un kidult?
Si tienes un estante lleno de Funko Pops, una sudadera de Stranger Things que combina con tus sneakers, o si planeas ver Wicked solo para comprar el bolso de Elphaba… bienvenido al club. Los cines ya no venden solo entradas: venden identidad.
Y la próxima vez que veas a alguien con una corbata de Star Wars en la oficina, recuerda: no es un disfraz. Es un estilo de vida.
¿Te quedas solo con las palomeras o buscas productos que te conecten con tus películas favoritas? Cuéntanos en comentarios.
