Eloísa Jiménez tiene un gran amor por los perros desde su infancia, dice "soy amante de los animales desde que era niña, de hecho, yo quería estudiar veterinaria, pero cuando me hablaron de lo que implicaba la carrera creo que decidí mejor dedicarme nada más a rescatar perritos callejeros y ayudarles a buscar una familia".

 

Eloísa hasta el momento ha adoptado 8 perros, hace cuatro meses encontró a Stampy.

Es un Pitbull que desde que lo vi era cariñoso, estaba en muy mal estado, se veía golpeado sucio muy flaco, lo llevé a pensión con el veterinario de mis otros 8 perros rescatados, estuvo con él, lo esterilizó lo vacunó, lo desparasitó, le hizo estética y una semana después me dijo que por cuestión de espacio ya no lo podía tener", narró.

Eloísa contacto a Mónica Moreno, propietaria de una pensión para mascotas, ubicada a 57 kilómetros de la Ciudad de México, en Zumpango.

"Cuando llegamos ahí, yo la contacto primero por WhatsApp, ella me dice que pide una ayuda que es un costal de croquetas para dejar al perro y una ayuda voluntaria para material de limpieza para los demás perritos" agregó.

Eloísa consideró que era un buen lugar para Stampy, sin saber que después de entregarlo comenzarían las extorsiones.

"Me pide dinero por primera vez para un suéter para Stampy, me manda su número de cuenta yo le hago un primer depósito".

Bajo el argumento de que Stampy era agresivo, Mónica la dueña de la pensión en Zumpango comienza a limitar a Eloísa en visitas y fotografías para estar al pendiente del perro.

"Ella me ofrece llevarlo con un amigo que rehabilita perros Pitbull de pelea,yo confiando en ella le digo que sí, lo que sea mejor para el animalito".

Unos días después Mónica le hizo una nueva petición a Eloísa.

"Y me pide dinero, otra vez porque se le acabó el material de limpieza, yo le hago otro depósito, pero le pido fotografías también por qué hay un posible adoptante para Stampy y la señora por otro celular que me proporciona me dice que no hay".

Mónica solo envió un audio a Eloísa para pedirle que no ofreciera a Stampy en adopción.

Las extorsione por ver a Stampy continuaron y la esperanza por recuperarlo cada vez era más lejana.

"Días después la señora me dice que necesita material de limpieza, le depósito el dinero, insisto pidiéndole fotos de Stampy y jamás me las manda, entonces me dice que el señor, el rehabilitador lo quiera adoptar, me da un número de teléfono que es falso".

Visiblemente molesta Eloísa habló con Mónica.

"Yo si le dije que eso era abuso de confianza y que era robo y que quería proceder legalmente en contra de ella porque me había estado sacando dinero sin saber nada de Stampy"

Los ladridos de Stampy hasta hoy, Eloísa no los ha vuelto a escuchar.

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