Las fuerzas de seguridad se encargan de detener a quienes cometen sustracciones. Detener los factores internos y externos que nos roban el tiempo a diario es tarea nuestra y el retorno a nuestra vida habitual tras las vacaciones es el momento ideal para comenzarla, según una psicóloga especializada en salud digital.

DESTACADOS. 
"El regreso a la vida habitual es una buena ocasión para liberarnos de aquellos hábitos que funcionan como saqueadores de horas e impedir que sigan robándonos un tiempo valioso en nuestra vida personal y laboral", señala la psicóloga Gabriela Paoli, experta en desarrollo personal.

“En vez de establecer unos momentos del día para conectarnos, estamos todo el día conectados a Internet. Miramos más de lo necesario los ‘chats’, las redes sociales y el correo electrónico, y nos despistamos saltando de un enlace a otro y olvidando porqué razón abrimos el navegador”, señala Paoli.

"Una comunicación imprecisa con profusos textos y audios que conducen al cansancio y al hastío, o con iconos que podrían resultar ambiguos o confusos, puede causar grandes pérdidas de tiempo y afectar la calidad de nuestra comunicación y de nuestras relaciones interpersonales y profesionales", advierte Paoli.
Estar conectados a internet de modo permanente, desarrollar una actividad laboral desorganizada, permitir continuas interrupciones, comunicarnos de manera poco eficaz.  
En nuestra vida sufrimos el asalto cotidiano de una serie de “ladrones de tiempo”. Son hábitos y rasgos de nuestro propio estilo de vida que nos roban incontables horas que podríamos aprovechar de un modo más productivo y relajado, según la psicóloga Gabriela Paoli experta en desarrollo personal, salud digital y adicciones tecnológicas.
"La mayoría de estos ‘ladrones’, que nos roban uno de nuestros bienes más preciados, como es el tiempo, siguen esquilmando nuestra agenda diaria, porque no ponemos los medios para evitarlo", apunta Paoli (www.gabrielapaoli.com) .
"El regreso a nuestras actividades laborales tras las vacaciones es una buena ocasión para erradicar estos ‘ladrones de tiempo’, al ser un momento perfecto para ‘parar y reparar’ algunas facetas de nuestra vida,  que repetimos automáticamente", según Paoli. 
“Lo que va bien, no se toca.  No se trata de hacer grandes cambios, sino de modificar esos pequeños gestos o hábitos que terminan por establecerse como un patrón de conducta o comportamiento”, explica esta psicóloga a Efe. 
“Esta transformación es de dentro hacia afuera. Se trata de ser conscientes y activar un plan de acción para evitar que los ‘ladrones’ campen a sus anchas y nos sigan restando nuestro preciado tiempo”, recalca esta especialista, autora del libro ‘Salud Digital’.
"El primer paso para luchar contra estos ‘malhechores’, que  están fuera de la jurisdicción de las fuerzas policiales, consiste en identificarlos y tomar conciencia de cómo actúan. Después hay que tomar medidas concretas para erradicarlos", según Paoli, quien explica los cuatro ¡Stop! prioritarios que debemos abordar.   
STOP A LA HIPERCONECTIVIDAD. 
“En lugar de establecer unos momentos del día para conectarnos, estamos todo el día conectados a Internet. Así, acabamos mirando más de lo necesario nuestros celulares, las redes sociales, el correo electrónico, entre otras opciones digitales”, señala Paoli. 
Añade que, a menudo, nos despistamos saltando de enlace en enlace, olvidando el propósito que nos llevó a abrir el navegador.
“Estar “siempre en línea”, la cultura de la inmediatez y el miedo a perdernos algo importante,  nos lleva a estar más conectados que nunca, sin ser conscientes del tiempo que pasamos en la red”, indica. 
“Al tiempo de conexión de ocio digital, que utilizamos para distraernos, entretenernos o incluso reducir el estrés, a menudo le sumamos las jornadas de teletrabajo o estudio 'online`”, apunta.  
"El primer paso para gestionar nuestro tiempo en línea consiste en hacernos conscientes de la cantidad de horas que estamos conectados y del uso que le damos",  según esta experta quien además advierte: “no se trata de negar o rechazar el avance digital, sino de aprender a gestionarlo de forma responsable, sana y segura”.   
STOP A DESORGANIZACIÓN. 
Según Paoli, hay personas a las que les cuesta organizarse y planificar su tiempo y actividades. Esto tiene un impacto en su productividad y en sus vidas, ya que sienten que no son dueños de su tiempo o que viven gestionando el caos. 
“Estas sensaciones le hacen sentir poco control sobre sus responsabilidades llevándolos, en muchas ocasiones, a no cumplir con sus objetivos, metas o sueños. Y además a afectar significativamente su autoestima y valía”, puntualiza. 
Para Paoli, “cada persona, según sus circunstancias debe establecer un sistema o método de trabajo o de estudio para ir cumpliendo con sus responsabilidades. Afortunadamente, se puede aprender a planificar el tiempo, priorizar y/o agrupar tareas, utilizar calendarios y agendas”.
STOP A LAS INTERRUPCIONES. 
"Otro gran ‘ladrón del tiempo’ son las  interrupciones, que suelen provenir, sobre todo, por las llamadas entrantes, el sonido del WhatsApp o de otras notificaciones del celular o la entrada de correos cuando estamos delante de la pantalla, entre otras causas", indica. 
“Las interrupciones nos roban tiempo, pues está comprobado que necesitamos entre 10 y 15 minutos para volver a lo que estábamos haciendo y lograr el nivel de concentración que teníamos antes de la interrupción”, según esta psicóloga.
“Para evitar interrupciones físicas o virtuales, podemos poner un cartel en la puerta de nuestra habitación o despacho anunciando que no estaremos disponibles durante cierto tiempo, poner el móvil en silencio mientras nos concentramos en una tarea, o cerrar el programa de correo electrónico mientras trabajamos frente al ordenador”, prosigue. 
"Otras opciones son poner nuestro dispositivo en 'modo avión', apagar el móvil o desactivamos notificaciones", añade. 
STOP A LA COMUNICACIÓN INEFICAZ. 
“Una comunicación imprecisa no sólo puede dar lugar a pérdidas de tiempo extraordinaria, sino además a afectar la calidad de nuestra comunicación y relaciones interpersonales y profesionales”, señala Paoli. 
Por ejemplo “la mensajería instantánea en muchas ocasiones nos ha facilitado y agilizado la comunicación, pero en otras nos ha atrapado en largos y tediosos mensajes y audios, cargados de información que termina por conducir  al cansancio y al hastío”, comenta. 
"Y ¿quién no se ha visto alguna vez obligado a dar mil explicaciones a causa un mensaje mal escrito o con unos iconos que podían resultar ambiguos o confusos…?", incide.
“La comunicación ´online` no debe reemplazar a la comunicación cara a cara, mientras que los mensajes solo deberían usarse para enviar información corta, precisa y práctica, y no para hacer grandes declaraciones ya que puede dar pie a malos entendidos, a una comunicación poco respetuosa y empática”, finaliza. 
Por María Jesús Ribas.
EFE/REPORTAJES

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