El tema de la Inteligencia Artificial (IA) se volvió cotidiano desde el 30 de noviembre del año pasado, cuando el laboratorio de investigación OpenAI lanzó al mercado su aplicación gratuita de chatbot ChatGPT. En solo cinco días, ChatGPT superó el millón de usuarios; en junio ya tenía 100 millones de usuarios y recibió aproximadamente 1000 millones de visitas.

La aparición de ChatGPT intensificó alrededor del mundo el análisis y discusión sobre los efectos que tendrá esta tecnología sobre todas las actividades humanas.

El impacto de la IA se está debatiendo en distintos ámbitos:

Gobiernos nacionales que intentan, sin saber aún cómo, controlar el desarrollo, implementación y uso de tecnologías de IA, considerando su impacto en la sociedad, economía y seguridad nacional; Académicos e investigadores que buscan mejorar los algoritmos de IA y técnicas de aprendizaje automático, explorando sus aplicaciones en diversas áreas académicas; Empresas tecnológicas, como Google, Microsoft, Amazon, Meta y Apple, que están a la cabeza del desarrollo de la IA e introducen nuevos productos y servicios relacionados; Empresas de casi todos los sectores que analizan cómo la IA puede mejorar sus procesos, optimizar la toma de decisiones, crear nuevas oportunidades de negocio y aumentar sus utilidades; Los medios de comunicación y redes sociales que cotidianamente difunden noticias y debates relacionados con la IA; Organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial que estudian las diversas maneras en que la IA impactará globalmente; El público en general, investigadores, académicos y organizaciones no gubernamentales (ONG) que analizan las consecuencias éticas, sociales y económicas de estas tecnologías.

La importancia que tiene la IA quedó de manifiesto la semana pasada cuando los directores generales de Alphabet/Google, Microsoft y Meta anunciaron sus resultados trimestrales. Cada uno de ellos mencionó varias veces la IA: Sundar Pichai, de Google, la mencionó 35 veces; Satya Nadella, de Microsoft, 27 veces; y Mark Zuckerberg, de Meta, 17 veces.

Y no solo eso, también la semana pasada, la encuestadora Pew Research Center y la empresa de consultora McKinsey publicaron informes sobre cómo la IA podrá afectar a los trabajadores y empleos.

En su informe, Pew indicó qué tipos de empleos serán más, medianamente y poco afectados por la IA. Entre los primeros están los analistas de presupuestos, contadores fiscales, redactores de textos técnicos, desarrolladores de sitios web; entre los segundos figuran los ejecutivos de alto nivel, veterinarios, diseñadores de interiores y gerentes de ventas; y entre los terceros se anotan a los peluqueros, trabajadores de guarderías infantiles, bomberos y plomeros.

El informe de McKinsey señala que “para 2030, las actividades que representan hasta el 30% de las horas trabajadas en la economía de Estados Unidos podrían ser automatizadas, una tendencia acelerada por la IA generativa”. Añade que los millones de trabajadores que sean desplazados por la IA solo podrán obtener nuevos empleos si los empleadores los capacitan para satisfacer sus nuevas necesidades.

Lo queramos o no, la IA está transformando nuestra realidad.

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