Con gran cariño recuerdo que llegué a acompañar a mi padre y al gobernador Emilio Riva Palacio al parque Chapultepec que se encontraba en construcción. Mientras ellos supervisaban la obra yo exploraba el lugar y me subía a los montones de arena y grava que había en donde estaban construyendo el teatro al aire libre en forma de pirámide. Cuando se desarrollaban esos trabajos ya existía en el parque un mono araña (conocido así por sus largas piernas y brazos, además de su pequeña cabeza). Este mono tenía un collar que estaba atado a una larga cuerda para que no se escapara y mediante la cual se podía mover de un árbol a otro. Recuerdo que desde entonces a este mono le ofrecían cigarros para que él los fumara. Este pobre animal por varios años

fue víctima de los visitantes del parque que gozaban viéndolo fumar.

n mi niñez pude ver grandes cambios que ocurrían en nuestra ciudad de Cuernavaca. Fue una época en que se realizaron muchas obras gracias a la estabilidad económica y la bonanza que se dio en México por las políticas económicas de los años cincuenta y sesenta que encabezó el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público Antonio Ortiz Mena (1907-2007). Este periodo fue conocido como de “Desarrollo Estabilizador”.

Tuve la oportunidad de ver dichos cambios debido a que mi padre, Valentín López González (1928-2006) era el presidente municipal de Cuernavaca (de 1964 a 1966). Muchas veces tenía que acompañarlo, y mientras él supervisaba la obra mis hermanos y yo nos quedábamos con el chofer, Don Lupe, y aprovechábamos para explorar las obras. Así me tocó andar por el nuevo mercado que se estaba construyendo, el Adolfo López Mateos, corriendo entre los pasillos vacíos y por los estacionamientos. Particularmente nos impresionaba lo empinado que estaba el acceso al estacionamiento del lado norte, y lo difícil que era subirlo, para mí, que entonces era un niño de 5 años de edad. En el lado sur del mercado visitamos la “Piedra Chimalli” o “de los encantos”, que se había colocado sobre un basamento. Esta piedra epigráfica había sido encontrada en los mismos terrenos del rancho Bassoco, que es en donde se construyó el mercado. Actualmente esta reliquia se encuentra al frente del Palacio de Cortés. Asimismo, recuerdo la construcción o ampliación de los puentes que daban acceso al centro de Cuernavaca y que conectarían con el mercado, así como los pasos peatonales, como lo fue el famoso “Puente del Dragón”, que con el tiempo se convertiría en un pasaje comercial, extensión del mercado.

Después de la construcción del mercado muchas calles se limpiaron de comerciantes, como las de Leandro Valle, Arteaga, Guerrero y Matamoros, lo que permitió la libre circulación de peatones y automóviles y se mejoró la imagen de la ciudad.

Acompañé a mi padre a otras importantes obras, como la construcción de Plan de Ayala (que inicialmente se llamaría Boulevard a Cuautla), la pavimentación de la colonia Carolina, que en ese entonces todas sus avenidas eran de terracería. También vimos el surgimiento de la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (CIVAC). Recuerdo que en la parte de atrás de la fábrica de Nissan habían construido una pista de pruebas para los autos la cual recorrimos en un Jeep del ayuntamiento.

Otras obras realizadas durante la administración de mi padre fueron la remodelación total del Jardín Juárez, se construyó el parque Cuauhtémoc, frente a la estación del ferrocarril, en donde se colocaron juegos para niños, se realizaron trabajos de jardinería, se construyó una fuente y se reubicó el monumento del último emperador azteca, que antes estaba en el Jardín de los Héroes, actualmente en la llamada Plaza Emiliano Zapata, que también fue remodelada. También en esa época fue restaurado el Parque Melchor Ocampo, en donde se repararon fuentes, se colocaron juegos infantiles, se restauró el empedrado que lo rodeaba y se comenzaron a realizar conciertos.

En esa época también se cambió el monumento a los Niños Héroes que estaba en la glorieta de Leandro Valle y Matamoros y se cambió al Jardín de los Niños Héroes, enclavado en la Zona Militar y que actualmente es zona habitacional de los soldados.

Muchas obras necesarias se realizaron como las de pavimentación, agua potable y drenaje. Se dotó a la ciudad con el alumbrado que llamaban “mercurial” y gran cantidad de banquetas que se encontraban deterioradas se volvieron a hacer con concreto armado. Se construyó la glorieta de la Carolina, en donde después se colocaría un busto de caudillo yucateco Felipe Carrillo Puerto.

Mi padre fue quien colocó la fuente que se encuentra en El Calvario, réplica de la del exconvento de Santiago Apóstol en Ocuituco y muchas otras obras más. Realmente fue una época de mucho avance para nuestra ciudad.

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