El estado de Texas enfrenta una de las tragedias naturales más graves de los últimos años tras las inundaciones del 4 de julio, que ya han cobrado la vida de al menos 119 personas y dejado a más de 160 desaparecidas, informaron autoridades este miércoles.

El condado de Kerr ha sido el más afectado, con 95 víctimas mortales confirmadas, entre ellas 36 menores de edad, de acuerdo con el sheriff Larry Leitha. Además, continúan las labores de búsqueda de al menos 150 personas en esa zona, incluyendo campistas y un monitor del campamento juvenil Mystic. En otras regiones del estado, se reportan al menos una docena de personas desaparecidas.

La creciente del río Guadalupe arrasó con comunidades enteras durante la noche del viernes, provocando devastación y desatando una ola de preguntas sobre la eficacia de la respuesta de las autoridades locales y estatales.

En conferencia de prensa, funcionarios se mostraron evasivos al ser cuestionados sobre las acciones tomadas en las horas críticas. El sheriff Leitha afirmó que “se está trabajando en establecer un cronograma detallado”, pero reconoció que esto tomará tiempo.

También surgieron dudas sobre las alertas meteorológicas previas a la tragedia. Se investiga si los avisos del Servicio Meteorológico Nacional fueron efectivamente transmitidos a las autoridades locales durante un lapso clave de tres horas. Asimismo, se cuestionan las políticas internas del campamento Mystic, donde presuntamente estaba restringido el uso de teléfonos móviles y radios de comunicación.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, decretó este miércoles duelo estatal, ordenando que las banderas ondeen a media asta hasta el lunes 14 de julio en honor a las víctimas. Durante su visita a la zona afectada, expresó su solidaridad con las familias y los socorristas, y anunció que el sistema de alerta de emergencia será tema prioritario en una sesión especial del Congreso estatal a celebrarse este mes.

Por otro lado, registros revelaron que dos días antes de la tragedia, un inspector estatal había certificado al campamento Mystic como apto y con plan de emergencia vigente, lo que plantea nuevas interrogantes sobre su implementación y cumplimiento.

Las labores de rescate continúan, mientras crece la presión sobre los funcionarios por la falta de claridad y respuestas ante una tragedia que ha conmocionado al estado.

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