En 1888 Cuernavaca tenía 6,3 mil habitantes, así estuvo fluctuando hasta los años ‘20 del siglo XX. En 1930 subió a 15.1 mil -cantidad similar tenía a principios de la época colonial cuando en 1551 el censo de tributarios arrojó 4,200 -AGN-. En los años ‘40 la población subió a 25,6 mil. Desde finales de esa década se fue duplicando cada 10 años. En 2020 ya éramos 378,5 mil, sin sumar a los finsemaneros, y sin la zona conurbada con Temixco, Jiutepec y Emiliano Zapata -que algunos encuestadores los incluyen para índices delictivos como si todos fueran Cuernavaca-. La ciudad creció ante reclamos y resistencias por terrenos ejidales y comunales, con ventas ilícitas entre zonas residenciales privadas, populares y marginales mezcladas unas con otras. Solo los fraccionamientos aprobados por las autoridades de1930 a 1997 fueron 270. (Por datos de la tesis doctoral del morelense José Ignacio Pacheco, aprobada por la Universitat Politécnica de Catalunya).

Por Ley, una vez terminadas de construir, todas las urbanizaciones y fraccionamientos son entregados al Ayuntamiento para su mantenimiento y servicios como bacheo, iluminación, agua potable, basura, repavimentación. A esa carga se suma la inseguridad, un problema no solo de Cuernavaca sino en todo el territorio nacional, y para colmo el Gobierno Federal “cedió” al Ayuntamiento las contaminadas e invadidas barrancas urbanas para su cuidado.

Hay adeudos importantes por prediales, se suman las zonas marginales que históricamente no están en el padrón, fuente principal de ingresos, sin embargo, si requieren y exigen servicios.

Cuando en los años cuarenta la ciudad empezó a crecer no se consideró el drenaje pluvial y las corrientes de agua se convirtieron en peligrosas para quienes todavía se atreven a salir con lluvia aun con automóvil.

Vi crecer la ciudad con desorden, sin planeación, hubo un “Plan de Desarrollo Municipal 1982” que quedó solo en papel y otros solo en ideas, y seguían surgiendo fraccionamientos, colonias y calles en la accidentada topografía, colonias populares y otras residenciales en medio. El resultado es que hay que transitar por unas para llegar a otras y sus servicios se fueron tomando de unas para otras, heredando problemas eternos de manera destacada en sus calles por falta de un drenaje para agua de lluvias, provocando que corra a gran velocidad por encima de avenidas de pronunciadas pendientes por lo que cada temporada quedan maltrechas, y si agregamos que la red de agua potable revienta por antigua y porque acumula presión, sobre todo en lluvias, la consecuencia es que esas fugas provocan baches y hasta socavones.

A partir de 1997 se cedieron al Ayuntamiento recursos como nunca se había visto, sin embargo, el dinero se usó para obras de relumbrón, únicamente para lo que se veía en la superficie, y se ignoró por completo lo que pasaba en el subsuelo, la nómina se multiplicó de manera escandalosa para cubrir compromisos políticos y triviales, pero la gente contenta, hoy esa elefántica nomina se ha, y continúa recortando.

En otros países son los mismos ciudadanos o empresas quienes se encargan del mantenimiento de áreas verdes, camellones, glorietas y fuentes y hasta mejoras en calles, avenidas y colonias. Como consejero, la Avenida Palmira único acceso de 35 fraccionamientos, condominios, conjuntos y privadas, propuse en junta de colonos arreglar y dar mantenimiento a las dos glorietas y su fuente con las cuotas que entonces aportaban esas unidades, no lo aceptaron porque ¡era responsabilidad de la autoridad!, finalmente se logró, una empresa y un vecino ya dan mantenimiento a esas dos glorietas, esto sirva de ejemplo para otras zonas sobre todo residenciales, y no solamente para áreas verdes, también para reponer el foco del poste y reparar el bache de enfrente, “organicensen” -para ser más plural- como ya lo vienen haciendo algunas organizaciones y asociaciones vecinales, es tiempo de que todos se sumen, y no solo para andar en el argüende aportando quejas y exigencias.

En tiempos no tan lejanos eran los mismos vecinos organizados quienes iluminaban y pavimentaban sus calles, una de las principales fue la empedrada de Chapultepec hoy Avenida Cuauhtémoc y muchas otras.

Los baches son un problema que se ha convertido en eterno para la ciudad, de ahí que eso de “cuernabaches” haya surgido, no ahora sino desde hace medio siglo, para colmo, ahora se juntaron 10 años de descuido, el resultado, una ciudad ruinosa por falta de los recursos que en lugar de invertirse fueron mal administrados y saqueados.

Hoy, las autoridades tanto estatal como municipal hacen lo posible dentro de lo posible, gran parte de la solución está en función de los recursos que generan los impuestos con los que se van atendiendo los daños por el abandono.

En 2022 se realizó más obra con recursos propios del municipio que en los últimos diez años.

Ya se sumaron el gobierno del estado y el ayuntamiento, falta que se sumen los ciudadanos. ¡Es mejor entre todos!! ¡Hasta la próxima!

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