Fue Gobernador Revolucionario del Estado de Guerrero del 18 de diciembre de 1923 al 19 de marzo de 1924.
Nació en noviembre de 1888 en Iguala; murió en Ciudad de México en septiembre de 1962 a los 73 años, sus restos descansan en el Panteón Jardín.
Sus padres fueron Fernando Lavín Ortiz de la Peña, este, nieto de Mariano Ortiz de la Peña y de Emilia Román Segura. Don Mariano, es quien propone los colores de la bandera a Iturbide cuando este se hospedó en su casa de Iguala -frente al zócalo hoy Museo de la Bandera- después de venir de pactar la paz y la Independencia de México con el General Vicente Guerrero en el “Abrazo de Acatempan” -lo que publicaré en otra ocasión.
Urbano, estudió en el Seminario Conciliar de Chilapa, en donde aprendió latín, griego y filosofía. Presentó examen público frente al Obispo Amaya. En 1912 se recibió como maestro de educación primaria en la capital de la República, fue inspector y formador de escuelas rurales, enfrentándose así con hacendados que se oponían a la instalación de escuelas. En mayo de 1914 se incorpora al Movimiento Constitucionalista en Veracruz.
Viajó a los Estados Unidos a realizar estudios de Organización Escolar en la “Boston Industrial School”. A su regreso a la Ciudad de México, recibió el nombramiento de Director en la Escuela de Artes Gráficas.
En 1919 se afilió al Partido Liberal Constitucionalista mismo que dirigió en Guerrero; y en Iguala fue designado Inspector de la Primera Zona Escolar.
Fundó el periódico “El Monitor Suriano” y una escuela particular; un año después, el 25 de abril, se adhirió al movimiento armado proveniente del Plan de Agua Prieta.
Fue diputado al Congreso de la Unión; el 10 de enero de 1921, costeó un monumento para celebrar el centenario del “Abrazo de Acatempan” y en 1923; fundó en Iguala el instituto Ignacio Manuel Altamirano y una academia comercial.
El 30 de noviembre inicia con Rómulo Figueroa el movimiento delaHuertista en las cumbres de Miacatzingo; y en la explanada de Chilapa derrotan al Gral. Toscano Arenal, al coronel Bolívar Sierra y al coronel Javier Echeverría. Después de ese triunfo en Iguala fue nombrado Gobernador del Estado de Guerrero, en una junta en la que asistieron 83 jefes militares.
El 1 de enero de 1924 atacó a Neri en el Duraznal, y lo derrotó en las Parotas; un mes después hizo lo mismo con Rafael Mendoza y Joaquín Irría, en Olinalá; ocupó Tlapa, y, poco después, regresó a la capital del Estado.
El 19 de marzo se rindió ante el Gral. Adrián Castrejón; fue conducido a la cárcel de Santiago Tlaltelolco, donde meses después escapó. En 1926 se le nombró director de escuela en Xochimilco; luego huyó a Puebla, donde recibió protección del Gral. Jesús Quiroz; regresó a Guerrero y se levantó en armas; atacó al ejército federal de Chaucingo, Huitzuco y Buenavista de Cuellar. Ocupó Cocula y, en Santa Cruz resultó herido su compañero Victorino Bárcenas; ya solo en la lucha, enfermó de paludismo, y se le traslado a Cuernavaca, donde fue ayudado por su primo Carlos Lavín Aranda y por su amigo Salomón Burgos. En 1928 se le nombró director de la escuela Luis J. Jiménez del Distrito Federal ubicada en la calle de Mineros.
Apoyó el triunfo de Obregón, después se levantó en armas contra éste por su abierto propósito de imponer a Calles en la Presidencia de la República. Tuvo la osadía para enfrentar a esos dos políticos, en este sentido Urbano Lavín escribió: “Es una fea costumbre muy arraigada en México, de proclamar un ideal, cuando (los políticos) tratan de alcanzar su meta; pero una vez lograda, se convierten en enemigos del propio ideal que antes proclamaran en la lucha. Yo he sido anti-imposicionista y en este ideal he persistido. He perdido a muchos, a muchísimos amigos como a Obregón, pero no he perdido el ideal”.
Varias veces se salvó de ser asesinado, otra vez fue recluido en prisión, pero, gracias a la ayuda de su primo el Gobernador de Morelos Carlos Lavín Aranda –como lo dice en su libro “Mi vida y mi Obra”- pudo salir de ese y de otros problemas que le ocasionó el gobierno federal, en varias ocasiones lo cesaron como maestro y en muchas otras, sintió de cerca la miseria. Sostuvo batallas armadas, saboreando triunfos y derrotas, fue revolucionario de batallas, de los que dispararon y caminaron leguas a pie o a caballo soportando las inclemencias del tiempo; anduvo huyendo por montes y ciudades; trabajó en las profundidades de las minas hidalguenses y llegó a sobrevivir con nombres ficticios para no ser identificado.
En 1940 tomó las armas –sin llegar a la acción- para defender el triunfo a la presidencia de la Republica que no le fue reconocido al General Juan Andreu Almazán, cuando en la capital, pandillas de 300 matones dirigidos por Gonzalo N. Santos al servicio del gobierno de Cárdenas, armados con ametralladoras Thompson, recorrieron las casillas de votación disparando contra las filas de votantes entre los que predominaban los almazanistas; luego robaron las urnas sustituyendo las papeletas a favor de Andreu Almazán por otras a favor Ávila Camacho, la votación se decidía en la Ciudad de México donde Almazán tenía gran ventaja. Después, Urbano declaró que a Almazán faltó a su compromiso con el pueblo -aceptando concesiones-. En una revista de la Ciudad de México se publicaron fotografías de las personas que con Almazán serían los Secretarios de Estado, en la que aparece el Profesor Urbano Lavín como Secretario de Educación Pública, dada su experiencia adquirida en Boston.
Todavía tuvo aliento para, en 1945, levantarse en armas cuando la campaña de su paisano Ezequiel Padilla contra Miguel Alemán. Sometido nuevamente, volvió a sus empleos, cuando la campaña del General Miguel Henríquez en 1952, ya estaba enfermo, a pesar de ello, luchó en su favor como Jefe de la Campaña en su Estado.
Su nombre lo llevan varias escuelas en Ciudad de México y Guerrero.
Fue autor de: “Monografía del Municipio de Iguala”, “Geografía del Estado de Guerrero”, “El Maestro rural y su obra” y “Mi vida y mi Obra”.
P.D. Hasta el otro sábado
Carlos Lavín Figueroa
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