A 140 años del nacimiento de Emiliano Zapata (8 de agosto de 1879) asistí a Cuautla invitado a dar una relatoría junto con Amador Espejo Barrea sobrino de Josefa Espejo, esposa del General Emiliano Zapata, quien aportó datos orales inéditos que conserva su familia. Todo narrado al pie de la primera escultura del caudillo, y de fondo, el Corrido a Zapata compuesto por nuestro amigo Don Jesús Díaz Bustamante.

Amador, mencionó que de la promulgación de Plan se hicieron seis tantos manuscritos; que en suma fueron 129 firmas, los principales firmaron en todos; los demás, en varios conforme iban llegando a Ayoxuxtla donde se proclamó; algunos firmaron dos veces en la misma copia, tachando sus grados de coronel para aparecer como Generales; incluso firmó el alemán Albert Blumenkron; y dijo que no fue Zapata el de la frase “Esos que no tengan miedo que pasen a firmar”; que fue Efrén Mancilla quien grito “Esos cabrones que no tengan miedo que pasen a firmar”, uno se orinó de miedo en los pantalones, el Plan desconocía a Madero como presidente, era una declaración de guerra contra el gobierno federal y sus tropas en el momento en que los zapatistas no tenían parque.

Agregó don Amador, que, para el día del asesinato de Zapata -el 10 de abril de 1919- Guajardo contrató a diez asesinos a sueldo –vistiéndolos de militares- Guajardo no confiaba que sus soldados tirarían a matar al jefe Zapata, entre otras razones, por ser de su mismo origen campesino. Zapata entró a la hacienda, los soldados estaban agazapados en las azoteas, al darse la señal de acribillarlo, tiraron a otro lado, es así como los impactos de las balas están en los muros de la Hacienda de Chinameca; el caudillo solo recibió siete balazos de los diez sicarios, cuando lo tenían “a tiro” decenas de militares”. -Termina la cita de don Amador.

-Desde mi punto de vista, después de analizar lo transcurrido semanas previas al asesinato, cuando Zapata y sus tropas se encontraban sin parque, evadiendo a las tropas federales, y al haberse dado la propuesta de Guajardo al caudillo de aliarse con él, y entregarle armas y municiones, a Zapata no le quedó opción que jugársela a sabiendas de que podía ser una trampa, sus allegados insistieron en que parte de su ejército lo acompañara, Zapata se negó, y previas copas de coñac, con unos cuantos acompañantes llegó a la cita a encontrarse con la muerte.

Tras el asesinato, se firmó un plan para vengar la muerte del líder sureño, que resume; “…Tenemos una triple tarea: consumar la obra del reformador, vengar la sangre del mártir, seguir el ejemplo del héroe. Y esa tarea la hemos de cumplir… por encima de la perversidad de Carranza, de la felonía de Pablo González y de Guajardo. “Hasta vencer o morir.” Los surianos sabremos ser dignos de nuestro glorioso jefe. “Reforma, Libertad, Justicia y Ley.” Campamento Revolucionario en el Estado de Morelos, a 15 de abril de 1919. RÚBRICAS Generales: Francisco Mendoza, Genovevo de la O., Jesús Capistrán, Pedro Saavedra, Maurilio Mejía, Adrián Castrejón, Gildardo Magaña, Sabino P. Burgos” entre otros.
Al término de la Revolución, las revueltas continuaron en Morelos, la pacificación se dio hasta 1930, cuando el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, mediante una terna, nombró gobernador al empresario Don Carlos Lavín Aranda a propuesta del secretario de Gobernación Emilio Portes Gil y por orden de Plutarco Elías Calles, eran tiempos de El Maximato donde el expresidente Calles seguía dando órdenes. La encomienda de Calles a su amigo Carlos Lavín, fue que reinstalara los tres poderes del estado. Organizó y convocó a elecciones, saliendo ganador Vicente Estrada Cajigal. Fue Don Carlos quien firmó los tres decretos que restablecen; el Poder Legislativo, el Judicial, y finalmente el Ejecutivo. Días después de las elecciones, Don Carlos se encontraba en la Ciudad de México cuando le informaron de un levantamiento armado en Jojutla que comandaba el candidato perdedor, quien había liberado a los presos y exigido cuotas a los comerciantes acaudalados, regresado de inmediato a Morelos- tengo una carta de su puño y letra donde así lo dice- acompañado de un destacamento militar se presentó en Jojutla aplacando la revuelta de manera pacífica. Semanas después en Cuautla se formó un congreso ilegal que disolvió también a través del diálogo, ese mismo año ordena elaborar la primera escultura en honor a Emiliano Zapata, y se plasma la imagen del caudillo en el mural de Diego Rivera en el Palacio de Cortes, que entonces era la sede de los tres poderes del estado, así, se le da el reconocimiento de héroe nacional, con  lo que se termina de pacificar el estado. Dos años después, en 1932, los restos de Zapata fueron exhumados del panteón municipal y colocados en la base de esta escultura que originalmente estaba en la Plaza Revolución del Sur de Cuautla, conocida como de El Señor del Pueblo, donde en los años ochenta fue sustituida por otra con aspecto desfachatado, a la que el pueblo llama el ensarapado. La histórica primera escultura, que según los expertos es única por su valor artístico y mensaje, se encontraba hasta hace unos meses en el Parque Emiliano Zapata de Cuautla, dañada con grietas por el temblor de 2017.  En 2018, solicité al Gobierno del Estado fuera reparada, y fue reubicada en lugar más digno donde mejor se aprecia, en la entrada de Cuautla.
P.D. Hasta el otro sábado
1930, primera escultura y primera pintura mural de Emiliano Zapata.

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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