1973. Laureano Saria de espaldas, y Don Joaquín Pérez del Hotel Peñalba  

Esta casa fue construida en 1897 en un solo nivel con anchos muros de piedra, techos de vigas de acero, láminas de estaño y plafón. La casona, tiene dos historias que contar, la primera es que fue residencia oficial de su constructor y dueño el entonces gobernador coronel Manuel Alarcón. La casa es un ejemplo de estilo neoclásico con vistosos balcones de hierro colado, el portón es original de dos pesadas hojas de madera con un profuso tallado ornamental, al fondo contaba con un jardín y pérgola de azulejos que todavía quedan restos. En dos ocasiones ahí se hospedó el presidente Porfirio Díaz, quien era muy bien recibido en esta ciudad, la primera vez en diciembre de 1897 y a segunda ocasión en marzo de 1901 cuando vino a recuperarse por un problema de salud, durante su estadía, realizaba cabalgatas con su hijo Porfirio por el pueblo de Acapantzingo acompañados del gobernador.

La segunda historia es desconocida, es un claro ejemplo de la tercera migración española a México que se dio en las primeras décadas del siglo XX.

Desde Oviedo, España, nos platica sus añoranzas María Teresa Saria Sánchez, nacida en Cuernavaca -hija de Laureano Saria- y nos cuenta que su tía abuela, Teresa Saria Pellico, buscando oportunidades, a los 16 años, en 1921 había salido desde su pequeño pueblo “El Pedroso de Onís” pueblo de gastronomía destacada en las gélidas montañas asturianas, emigró a México con una amiga y su vecino Baltasar García que después sería su esposo. Ya en Ciudad de México en una casa rentada, abrieron una pensión para inmigrantes españoles recién llegados. En los inicios de los años cuarenta decidieron venir a Cuernavaca donde rentó el Hotel España; luego el Asturias –que antes había sido el Moctezuma, y por ultimo seria el Peñalba en calle Matamoros que en 1969 rentó el recordado y también asturiano Don Joaquín Pérez, donde ya éramos sus clientes. 

A finales de los años cuarenta, Teresa Saria Pellico, rentó el Hotel Palacio e instaló ahí el que sería su famoso “Restaurante Teresina” que hizo historia dentro y fuera de Cuernavaca, muy recordado por propios y extraños, donde se hacía la mejor comida española casera, se servían abundantes platillos como la fabada asturiana que el comensal podía repetir cuantas veces deseaba servida en su mesa directo del puchero al plato, además la paella, la tortilla española, el chuletón, el gazpacho andaluz y los chipirones en su tinta, una típica hostelería y bar español como quedan todavía en la provincia peninsular. Ya de mayor edad, al quedar viuda, Teresina, sería ayudada por su sobrino Laureano Saria Suarez a quien llamó y llegó de Asturias en 1956 para ayudarla en la administración y reservaciones. Sus clientes eran María Félix, Cantinflas y muchos famosos. Luego en 1962 llegó su esposa Marisa, ellos siempre se habían dedicado a la hostelería en Llanes, aquí nacieron sus hijos que pequeños andaban entre las mesas, la primera fue Tere –quien nos cuenta de esta historia- sobrina nieta de Teresina. La familia Saria ocupaba dos habitaciones del hotel que conservaban los muebles y camas de latón de la época porfiriana de cuando fue casa, esas habitaciones daban a la calle y por dentro a un pasillo y al patio central de la casa convertido en comedor techado. Buen recuerdo de su olor a fritada de oliva, pimentón y ajo, que transportaba a una típica hostelería española con su comida preparada y supervisada personalmente por la señora Teresina, todo adicionado con un ambiente tropical con grandes jaulas de aves canoras y de vistoso plumaje. Teresina trabajaba desde antes del amanecer hasta entrada la noche, siempre con la idea de regresar a su terruño como la mayoría de los inmigrantes españoles.

En 1966 le construyeron más habitaciones, sumando en total 17, al acceso o cochera, se le agregó un vitral a todo lo alto para cubrirlo de la lluvia y sol, donde colgaban tupidas enredaderas.  

En el ’74, Teresina ya viuda y sin descendencia, traspasa el restaurante y hotel al también asturiano Jesús Torre y a su esposa mallorquina, y regresa a España, fue como abandonar una vida -nos dice Tere- construyó una casa en su para entonces ya desolado pueblo natal “El Pedroso de Onis” hoy de solo 15 casas y 24 habitantes a donde llevó plantas de su hotel en Cuernavaca que todavía existen, finalmente decidió vivir los últimos años de su vida en un “piso” de Llanes. Su sobrino nieto Ángel Saria, nacido en Cuernavaca, sigue con la tradición, es dueño del restaurante “Casa Marisa” en Colombres de gastronomía asturiana.

En 1965, el periodista Alfonso Camil -Juan Viajero- escribió en periódicos nacionales, “El Hotel Palacio” de Cuernavaca es en donde se come a todo lo ancho y a todo lo alto, el cual le da vuelta y raya a “La Casa de Botin” y al “Mesón del Segoviano” en Madrid, y se duerme a pierna suelta, donde entra el cielo azul por las ventanas y los tragaluces”. 

Actualmente está en total descuido, se usa para tienda de ropa; el ala derecha es una tienda de típica y disfraces, ambas de los actuales propietarios, y el ala izquierda frontal la de los bellos balcones se renta para un restaurante chino.

Esta casa debe ser rescatada recuperando su esplendor, para un museo de época, o para el archivo histórico del estado que está fuera de la ciudad. 

Agradezco María Teresa Saria, y al Director del INAH-Morelos antropólogo Víctor Hugo Valencia Valera por la ficha técnica.  

P. D. Hasta el otro sábado

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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