Es obvio que los mexicanos no queremos que regrese la corrupción, usar ese pensamiento como pretexto para sostener a un gobierno catastrófico es un sinsentido, no se puede hacer nada para cambiar lo que ya pasó, lo que sí se puede hacer es cambiar lo que viene, y lo que viene, es mucho peor que lo que ya pasó, porque se siguen las mismas políticas de ese “Socialismo del siglo XXI” que ha dado nefastos resultados en países Latinoamericanos, eso es lo obvio, y lo obvio es cierto aunque muchos no lo vean. 

Como quiera que sea ahí la llevábamos, había crecimiento económico y de empleos, medicinas, hoy el país está en números rojos en todos los rubros, hoy, ese nefasto futuro ya nos alcanzó y va de mal en peor, parece que nadie escarmienta en cabeza ajena porque los convence un discurso mañanero, amañado y mentiroso que en los débiles alimenta odios y venganzas, discurso que pasa por encima la cacareada e inútil “Guía Ética” del presidente, guía que habla “del respeto a la diferencia, de no humillar, de no mentir, de no robar, de no traicionar, de que nada ni nadie debe estar por encima de la ley, de cuidar el aire” Guía inútil porque el presidente no se la aplica ni la aplica a su triste cortejo que le va renunciando, hace unos días el empresario Alfonso Romo el Jefe de la Oficina de la Presidencia, y se va quejándose de las políticas actuales. El ciudadano no puede esperar a ver si triunfa o fracasa su gobierno, debe participar.

El verdadero enemigo del pueblo es el relativismo que todo tolera, se escucha decir, es relativo, es aislado, no pasa nada, estamos viendo, ya lo vimos, no es cierto, vamos bien. Los valores están degradados, resultado la decadente capacidad de entendimiento, por no leer, por no pensar y por dejar que otros piensen por nosotros.  

El ser humano, a diferencia de los animales requiere de la ética, que en resumidas cuentas es: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti” una premisa de todas las religiones, siendo tan simple, no se aplica, todo es a conveniencia, sin importar ofender o pasar encima de los derechos del otro, todo para conservar el poder. Comúnmente se cree que la ética es un asunto complejo. Por eso, el ser humano requiere de las normas para regular su comportamiento, está muy claro que no tiene capacidad para lograrlo por sí solo, por eso, continuamente surgen reglamentos, leyes para coartar el delito o instituciones que solo sirven para beneficiarse entre camarillas como el saqueado “Instituto para Regresar al Pueblo lo Robado”. 

En este gobierno se sigue aplicando la gracia a los amigos y arremetiendo contra sus rivales, la justicia se aplica a conveniencias, puras llamaradas de petate para ganar votos. No era necesario cancelar la magna obra del aeropuerto a un gran costo, ni desaparecer fideicomisos para hacerse de los dineros, solo castigar a los corruptos y nada se ha hecho.

Los hombres libres tienen ideas, los sumisos tienen ideologías, dice la neuricientifica Rita Levi: “La ideología es emoción, es sinrazón, o la razón vista como hija de la imperfección. En los invertebrados todo está programado: Son perfectos, ¡nosotros no! Y, al ser imperfectos, hemos recurrido a la razón, a los valores éticos, a las leyes: discernir entre el bien y el mal es el más alto grado de la evolución darwaniana”. 

Se puede resumir que la capacidad intelectual ha disminuido y con ello los valores, esto se debe a la falta de uso del cerebro, entre otras razones porque se fue abandonando, dejando que otros piensen por él, o porque lo fueron sustituyendo las calculadoras, las enajenantes computadoras, los teléfonos inteligentes, que han ganado terreno al cerebro, lo mismo por flojera intelectual. En lo general, el humano ya no piensa porque no se da tiempo, no lee por flojera intelectual, y si lee, lo hace sin entender, sin ponerse el saco, y actúa en consecuencia, no mide resultados, no ve más allá de sus narices, síquicamente se llama estupidez, que se manifiesta de manera individual, grupal o incluso entre las masas humanas, partiendo de que son manipuladas por personas que han convertido a sus seguidores en autómatas. Pero la característica de la estupidez es que causa daño simultáneo a quien la comete, se revierte. La pereza mental de las mayorías permite que hagan de su vida un papalote, se dejan engañar, y además claman venganza. 

Esa es la terea, porque en nuestro país, se ha extraviado la capacidad de asombro, de análisis, de lo que ya estamos viviendo, tampoco hay capacidad de ver un poco adelante, de que vamos saliendo de guatemala para entrar en guatepeor,  hay que corregir el rumbo, en los ya arrepentidos está convencer a los demás. 

Nunca, ningún gobierno dictatorial ha dado buenos resultados a su pueblo cuando el poder lo ostenta una sola persona, que bien pudiera estar fuera de capacidades o de facultades, por ello, para el 2021, México requiere un balance en el Congreso. 

Ojalá que, logremos recuperar la conciencia, para poder rescatar el sentido común que hoy es el menos común de los sentidos ¡o acaso el sentido común ha cambiado de sentido!

P.D. Hasta el otro sábado

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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