En 1530 después de visitar al papa y tener diversos acuerdos en materia de evangelización, Hernán Cortés regresa a Nueva España. El año siguiente se dan las apariciones de la virgen del Tepayac. El caso es que, sería el conquistador quien propuso para la virgen mexicana, el mismo nombre de la patrona de su tierra natal, la “Virgen de Guadalupe” conocida también como “Virgen Morena” de Extremadura España, que desde antes de la conquista de México tenía ya uno de los santuarios más espléndidos en la Península Ibérica donde fue bautizado Cortés. Virgen cuya estatuilla de cedro -oculta durante la invasión musulmana- fue encontrada en la ribera del rio Guadalupe -Río de lobos en árabe- de ahí que sea llamada “de” Guadalupe por haber sido ahí hallada, y que sería mexicanizada con distinta imagen pero con el mismo nombre.

La Virgen de Guadalupe fue declarada después patrona de la Ciudad de México, y luego  de Nueva España. Desde sus apariciones en 1531, el plumaje de las alas del ángel que la sostiene tenía ya los tres colores; verde, blanco y rojo, que en la mitología azteca aludían a las tres eras anteriores. 

La imagen de la virgen fue estandarte popular en la época colonial. En México ya había un guadalupanismo muy extendido, no había hogar que no tuviera su imagen. La organización secreta que apoyó la guerra por la Independencia se llamó “Los Guadalupes”. Su imagen estaba en los lugares de trabajo, en pórticos, calles, caminos, transportes, mercados, todo tipo de negocios, en las cabeceras de las camas incluso de prostíbulos, en luchas cívicas y militares, siempre con sus veladoras.

No fue en una sandía -como dijo en un tiempo la historia oficial- en la que se inspiraron el General Don Mariano Ortiz de la Peña e Iturbide para dar los tres colores a la Bandera, dándole distintas significaciones subjetivas; Iturbide le dio el de “Religión, Independencia, y Unión”; Juárez lo cambio a “Esperanza, Unión y Sangre”; ocultando así su origen guadalupano por cuestiones de separación de la autoridad civil de la religiosa.

El General Mariano Ortiz de la Peña hombre muy religioso y jefe militar de la zona, era dueño de la casa donde Iturbide se hospedó en Iguala -después del abrazo de Acatempan con Vicente Guerrero- casa, donde también redactó el primer documento de la Independencia, suceso que ha pasado a segundo término, lo que se festeja es el “Día de la Bandera” que hace 200 años, ambos personajes mandaron a elaborar con esos colores al suegro de Don Mariano, el sastre José Magdaleno Ocampo quien la diseño y estuvo presente en la coronación de Agustín de Iturbide. José Magdaleno Ocampo, fue bautizado con el nombre Joseph Mariano el 25 de noviembre de 1770 con 3 días de edad. Nació en Taxco, fue conocido en vida como José Cecilio Magdaleno Ocampo Sotelo. Se casó en cuatro ocasiones. Bisabuelo de quien esto escribe es Heliodoro Lavín Ocampo oriundo de Iguala y padre de mi abuelo Carlos Lavín Aranda de Amacuzac quien fuera gobernador de Morelos. Heliodoro es nieto en línea directa de José Magdaleno Ocampo, ya que una hija de este, Antonia Ocampo Montoya casó con Manuel Antonio Lavín Zimbrón. Y Susana otra hija de Magdaleno había casado con Don Mariano Ortiz de la Peña, la hija de ambos, Susana Ortiz de la Peña Ocampo, casó con José Urbano Lavín Zimbrón. De José Cecilio Magdaleno Ocampo Sotelo, existen datos genealógicos de generaciones atrás, quien con cuatro matrimonios dan veracidad de su existencia y comprobada descendencia*. 

Sin embargo, apenas en 2019, curiosamente dos años antes del bicentenario de la Bandera, se ha mencionado que este personaje no existió, solamente porque no fue encontrado en documentos de la época, lo mismo que su tumba después de dos largos siglos. Para hablar de historia requiere de ubicarse en ese momento y circunstancias; Iguala estaba de fiesta y atiborrada por el ejército libertario conformado por las tropas realistas de Iturbide y las insurgentes de Vicente Guerrero, y no era indispensable dar a conocer a quién le habían encomendado la elaboración de la Bandera, hasta tiempo después se le dio el reconocimiento a Magdaleno Ocampo. Aunque el autor de la nota que niega la existencia de Magdaleno, reconoce que examinó los libros de la historia de Iguala y que en ellos “si localizó datos no relevantes –dice- de la elaboración de la bandera por parte del famoso sastre Magdaleno Ocampo y en otros más editados a partir del siglo XX, pero, con la frase “cuenta la tradición” y que no mencionan un documento que respaldara esa versión”. Al respecto debemos recordar que la primera fuente de la historia es la crónica; el destacado Historiador John Womack me comentó en ocasión distinta; “En los cronistas están las aguas vivas de la historia regional…”. El autor que cuestiona la existencia de Magdaleno Ocampo, no considera que en ese tiempo se bautizaba con varios nombres; tampoco propone quién entonces elaboró la Bandera. Sin embargo, sí reconoce haber visto los ejemplares digitalizados de 1821 del diario El Universal, “dándole buen resultado porque encontró el primer dato que relaciona a Ocampo con la Bandera e Iguala, en la edición del domingo 16 de octubre de 1898”. Y refiere de Magdaleno Ocampo “Yo no digo que me crean, solo digo que no hay documentos que demuestren su existencia” o mejor sería decir que no los encontró.

https://www.familysearch.org/tree/pedigree/landscape/KGZG-V2M

https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=en&p=susana&n=ortiz+de+la+pena+ocampo  

*Investigación genealógica por Luis Adrián Lavín Soto.

P.D. Hasta el otro sábado 

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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