A 143 años del nacimiento de Emiliano Zapata, y a 103 años de la traición y su cobarde asesinato, su legado es sin duda el Plan de Ayala, documento aún vigente, que por su importancia social dio la vuelta al mundo cuando germinaba la primera revolución del siglo XX. El Gobierno Federal y los empresarios de la capital calificaban a los zapatistas de salteadores de caminos, violadores y roba vacas. Zapata encomendó a su cercano Otilio Montaño un plan para dar a conocer sus ideales y cambiar la imagen que de sus tropas se tenía en la capital del país.

En esta investigación de mi autoría, he concluido que no fue Montaño quien elaboró el famoso Plan como hasta la fecha se dice, este, lo encargó al abogado, filántropo y poeta Salustio Carrasco Núñez, vecino de Iguala, quien supo plasmar los ideales del líder Zapata. Hay datos, evidencias, fuentes, del trato de Carrasco con Zapata y Montaño en Villa de Ayala; de cómo y cuándo Carrasco, desde Iguala, llamó por telegrama urgente al capitán Gonzalo Ávila Díaz para participar en la elaboración de ese Documento. Ávila –quien ya había repartido tierras en Guerrero, perseguido, se había refugiado en Villa de Ayala- se encontraba  destacamentado en Taxco, llegó esa misma noche a caballo con su ayudante personal el militar Magdaleno Pérez Cortés, este, daría su testimonio en un documento dirigido a la Secretaría de la Defensa Nacional, donde aporta extensamente, fechas; detalles; horas en que fue redactado el Plan de Ayala en casa del juez Paulino Ruiz, donde Carrasco, las noches completas del 26, 27 y 28 septiembre de 1911, de pie y con una copa de coñac en la mano, dando vueltas a la mesa, dictaba el documento a Ávila Díaz quien lo escribía; detalla de cómo y cuándo Carrasco lo envió a Morelos oculto en un madero de tlamiahual ahuecado por el carpintero Tomás Moyao; la persona que lo trajo, Ramón Vicario de Quetzalapa sería descubierto y fusilado por federales después de hacerlo confesar en la Hacienda del Hospital, y Carrasco sería asesinado con un balazo de máuser y destrozándole en cráneo a culatazos. Ávila Díaz, después de repartir tierras, había llegado perseguido a Villa de Ayala, donde fue maestro de Zapata, también moriría asesinado, destrozándole la cabeza con una gran piedra.

Sobre la supuesta autoría de Montaño y participación de otros, solo hay vagas y contradictorias menciones sin sustentos. Dos meses después de que el Documento fue elaborado por Carrasco, Montaño solo le actualizó fecha y detalles para proclamarlo el 28 de noviembre, por estar negociando durante dos meses y no llegar a un acuerdo con el presidente Madero de cumplir sus promesas.

En Chilpancingo, Carrasco había sido activista contra el régimen de Porfirio Díaz, participó en la redacción del agrario “Plan del Zapote”; en 1900 fue perseguido por el coronel porfirista Victoriano Huerta por estar en contra del candidato de Díaz a gobernador, de apellido Mercenario, y a favor de Castillo Calderón candidato ciudadano, hecho conocido como “La Revuelta de Castillo Calderón”. Perseguido, llegó a refugiarse a Villa de Ayala donde vivió por dos años, de enero de 1900 a finales de 1901, ahí fue protegido por el conocido antiporfirista y líder agrario Luciano Cabrera, antecesor de Zapata como calpuleque, ahí conoció a Montaño, y aunque eran de la misma edad fue también maestro de Zapata; ahí Carrasco asesoró a los campesinos ante los tribunales para la recuperación legal de sus tierras, ahí, en Ayala, dató quince de sus poemas publicados en su libro “Nublos y Estrellas” -que poseo autografiado por su hija Carlota- poemas que destacan su conocimiento de los clásicos de la literatura. La autoría de Carrasco la mencionan varios historiadores como Vicente Fuentes Díaz; Arturo Figueroa Uriza en “Ciudadanos en Armas” dice “le abonaremos a Carrasco el mérito de ser la pluma creadora del Plan de Ayala”; Moisés Ochoa Campos en “Historia del Estado de Guerrero”, menciona que el Plan es del mismo estilo literario que los poemas épicos de Carrasco, donde utiliza las mismas palabras; dictadura, justicia, tirano, déspota, cadenas, esclavos, yugos, bienestar, patria, espada, Dios, libertad.

Algunos de sus poemas son; POR LA JUSTICIA (Pro Justitia); y LUCHAREMOS de 1894; A LA FRATERNIDAD NACIONAL de 1909; REO DE INFAMIA; ODA; y 16 DE SEPTIEMBRE en 1910; REDENCIÓN; TOQUES DE CLARÍN y AL PADRE  DE LA PATRIA, 1911; PRO LIBERTAS, PALMA Y LAUREL y ¡OH DIOS! en 1893. En Ayala en 1900 escribió; CRISTO; DESDE EL CALVARIO; ROMANCE PATRIÓTICO; e HIMNOS DE ALIENTO en 1901, entre otros. La noche del 20 de septiembre de 1900 en el Teatro Carlos Pacheco –hoy Narciso Mendoza- de Cuautla, estrenó y recitó su poema “Por el gran Morelos”, escrito en Ayala ese mismo año.

Cuando estudiante en Ciudad de México, Salustio Carrasco –su autor- estuvo recluido en la Cárcel de Belem para presos políticos. Ya recibido de abogado, se instaló en Iguala donde defendía gratuitamente a los pobres. Desde Iguala siguió asesorando a los futuros zapatistas ante los tribunales, antes de estallar el conflicto armado.

Autor, Carlos Lavin Figueroa Hasta la próxima segunda y última parte. 

Carrasco Núñez y Ávila Díaz. Partícipes de la elaboración del Plan de Ayala, y Pérez Cortés, testigo presencial de la elaboración del documento. Fotografía que por décadas estuvo en escuelas y edificios públicos de Guerrero.

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