El destino de quienes han delinquido es inexorable.
Ya no podrán nunca ocultar su pasado.

Ralph Waldo Emerson, 
filósofo y escritor (1803-1882)

Entre los años 1994 y 2006, Morelos fue escenario de historias de terror, que se desarrollaron durante los gobiernos que encabezaron el priista Jorge Carrillo Olea y el entonces panista Sergio Estrada Cajigal.

Siempre será lamentable la comisión de delitos como el homicidio, secuestro y extorsión de cualquier grupo delictivo, pero cuando en los hechos hay omisión o coparticipación de autoridades, la dimensión es brutal.

Al general Carrillo Olea le costaron la “renuncia” a la gubernatura hechos como la detención de su coordinador de la Policía Judicial, Armando Martínez Salgado, que en enero de 1998 fue descubierto en un vehículo con el cadáver del secuestrador Jorge Nava Avilés “La Mole” en la carretera Cuernavaca-Iguala.

Las investigaciones federales arrojaron que Martínez Salgado y tres de sus agentes iban a deshacerse del sujeto que era rival del grupo al que esa administración protegía. También “renunciaron” a los temibles Carlos Peredo Merlo, procurador de Justicia, y Jesús Miyazawa Álvarez, director de la Policía Judicial.

Cuando un gobernante o candidato a cargo de elección popular pondera tener experiencia para el ejercicio del servicio público, pero se sabe de casos como el recién sintetizado, más le valdría a la sociedad evitar a esos experimentados, so riesgo de ver nuevamente historias de terror similares o, con base en sus conocimientos, peores.

De las experiencias en el gobierno de Sergio Alberto Estrada Cajigal no hay gran diferencia en cuanto a la omisión y/o acción en graves delitos, también en el plano de la inseguridad y su impacto en la sociedad.

Entre los hechos pestilentes de tiempos recientes de Morelos, destaca la historia de terror que involucró en el gobierno de Estrada Cajigal a su coordinador de la Policía Ministerial José Agustín Montiel López, quien ya traía terribles antecedentes.

Montiel López fue contratado en la administración de Estrada Cajigal a pesar de que en Guerrero se le acreditaban “evidencias palpables de su participación, asesinato y tortura en contra de dirigentes y militantes del PRD durante las protestas poselectorales de 1989”.

El diputado René Lobato denunciaba que Montiel, como jefe de Seguridad Pública, Readaptación Social y Tránsito, de Guerrero, “(tuvo) una conducta delictiva, y manifiesto desempeño como brazo ejecutor de la represión a los opositores al gobierno de José Francisco Ruiz Massieu”.

Si Sergio Estrada Cajigal no sabía qué “ficha” era Agustín Montiel antes de su contratación, mal; si lo sabía, peor, porque de una u otra forma su administración estaba no sólo rodeada sino penetrada por el crimen organizado.

Si su procurador José Luis Urióstegui lo sabía y no se lo comunicó a su jefe Estrada Cajigal, será otra historia por abordar…

ESTRADA, OROPEL; MONTIEL, TINIEBLAS 
En Morelos también conocido como “El Sinclair”, Montiel hizo una lúgubre carrera delictiva al cobijo del gobierno y su cargo de coordinador de la Policía Ministerial de la Procuraduría General de Justicia.

Eran tiempos en que la superficialidad y el jolgorio en la cúpula del gobierno estatal daban para el secreto a voces de que el gobernante había socializado con una familiar del prominente capo sinaloense conocido como “El Azul”.

En contraste, Montiel López se manejaba en asuntos turbios, cual amo y señor de la “patente de corsario” para delinquir a mar abierto, lo que degeneró en múltiples fechorías que a tres años y medio de la administración estradista hicieron crisis.

El a la sazón procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, en una visita a Morelos pidió a Estrada Cajigal separara del cargo a Montiel López, por los diversos delitos en que se estaba investigando, pero el gobernador optó por sostener a su subalterno.

El 7 de abril de 2004, la entonces Procuraduría General de la República difundía la detención del coordinador de la Policía Ministerial de Morelos y su director operativo Raúl Cortés Galindo “El Mico”, como integrante de una célula de servidores públicos “…encargados de brindar protección a los narcotraficantes Juan José Esparragoza Moreno (a) ‘El Azul’ y Vicente Carrillo Leyva”.

Y detallaba: “…se coludieron en la recepción de avionetas cargadas de droga que durante algún tiempo aterrizaban en el aeropuerto de Cuernavaca, procedentes de Colombia -droga que era descargada y transportada en vehículos de la policía ministerial hasta Los Reyes La Paz, Estado de México-”.

El 15 de agosto del 2008, “El Sinclair” Montiel López fue sentenciado a 33 años en el penal del Altiplano por delincuencia organizada y contra la salud en la modalidad de colaborar al fomento para comercio y transporte de cocaína. Fue preliberado el 20 de julio de 2013 y murió víctima de cáncer en agosto de 2015. Cortés Galindo “El Mico”, quien también fue señalado de “dar piso” a esposos de “Amilcingas” fue condenado a 23 años de reclusión, que en teoría cumpliría en el año 2027.

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