El secreto de las grandes fortunas es un crimen olvidado, efectuado con limpieza. La ley no castiga a los ladrones, sino cuando roban mal.

Honorato de Balzac, novelista francés.


Cínicos, le llamaban en la antigua Grecia a aquellos filósofos que despreciaban la riqueza como instrumento de realización y felicidad.

En la actual Morelos, también le llaman cínicos a muchos que, por el contrario, se mueven por las ambiciones económicas.

O sea, hay de cínicos a cínicos.

De hecho, la descripción académica de la lengua española le queda como anillo al dedo a algunos que tienen fama pública aquí: son los que actúan con falsedad o desvergüenza descaradas.

Nada que ver de la Grecia del Siglo IV antes de Cristo con personajes como los diputados de la LIII Legislatura (2015-2018), que lejos de aspirar a una vida virtuosa, con tentación de riqueza se entregaron al cinismo actual. 

Es el caso de Hortencia Figueroa Peralta y compañeros de camarilla que tienen fama pública de haber consumado un saqueo descomunal en el Congreso mediante el desvío de recursos públicos, la repartición de cheques, la distribución de vehículos a precio de remate y la desaparición de las evidencias.

Aunque Hortencia está sujeta a investigación judicial JC/323/2019 por parte de la Fiscalía Especializada para la Investigación de Hechos de Corrupción, y está obligada a demostrar que no está evadida de la justicia acudiendo a firmar a juzgados del penal de Atlacholoaya, al mismo tiempo busca volver al cargo de legisladora local, en un destello más del cinismo moderno.

En la carpeta de investigación indicada, se le imputa el uso irregular de más de 23 millones 760 mil pesos correspondientes a las cuotas de los trabajadores del Congreso para el Instituto de Crédito para los Trabajadores al Servicio del Gobierno de Morelos.

La estela de maniobras de Figueroa Peralta, que tampoco corresponde a la escuela de los cínicos griegos, resalta cuando se recuerda que en el mismo cargo que hoy pretende ocupar operó el desmantelamiento del parque vehicular del Congreso de Morelos.

Fue un lote de 32 vehículos, principalmente VW Jeta, en una ganga para varios diputados que de inmediato le sacaron provecho a través de la reventa, como quedó constatado en información que surgió del mismo Congreso estatal.

Casi al cuarto para las 12 de dejar el encargo, la presidenta de los diputados Hortencia Figueroa coordinó el saqueo a través de contratos de compra-venta, con una “chicanada” leguleya titulada “acta especial de la Conferencia para la Dirección y Programación de los trabajos legislativos…”, que venía desde noviembre de 2016.

Entre otros, “se aprobó que el vehículo (VW Jetta Style At modelo 2013) descrito en el antecedente anterior (sic) pueda ser vendido en los términos de las siguientes cláusulas…”.

Aparte de Hortencia, fueron parte de la transa Martha Patricia Bandera Flores, secretaria de Administración y Finanzas, y Julio Espín, quien era titular de la Junta Política, el mismo que hoy también quiere regresar, pero no devolver.

Figuera Peralta y Espín Navarrete, hoy día, forman parte de lo que públicamente se le conoce como el partido de los corruptos, el recién creado Morelos Progresa:

Ella aspira a ligar una tercera oportunidad en el Congreso por el Distrito XI, José Manuel Tablas por el Distrito X, Julio Espín Navarrete por el Distrito IX, Enrique Javier Laffite Bretón por el Distrito VII y Silvia Irra Marín por el Distrito V, todos con antecedentes poco claros o, más bien, oscuros.

Otros de los señalamientos sobre las irregularidades cometidas por Hortencia Figueroa y compañeros de legislatura que quieren recuperar las posiciones por las que son acusados, es el relativo a la asignación de las llamadas “pensiones doradas”.

También es de dominio público que varias personas que gestionaron su jubilación y cobro de pensión echaron mano de documentos que fueron expedidos en el ayuntamiento de Puente de Ixtla, de donde fue alcalde y mantiene influencia su compañero de nuevo partido Julio Espín Navarrete.

Encuadra también en la acepción más común del adjetivo “cínico” para la candidata a diputada local, la acusación de que manejó poco menos de 10 millones de pesos para sí y otros integrantes de la LIII Legislatura, a través de cheques del Congreso; a su nombre, uno por la cantidad de 2 millones 70 mil pesos, según datos de la Fiscalía anticorrupción de Morelos.

 

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