Vivir con una niña con autismo ha sido un reto para Yolanda y Hassan, padres de Hanna, quien fue diagnosticada a los 3 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Al principio fue devastador, "porque no estábamos preparados para algo así", aseguran, pero con el paso del tiempo, con la ayuda de terapias, consultas con especialistas y mucha voluntad, han visto progresos en el aprendizaje de la pequeña.

Hanna tiene problemas para la interacción y comunicación, al no poder hablar, pero entiende perfectamente todo lo que se le dice y acata órdenas, además de que es una niña muy cariñosa; al principio le costaba poner atención, pues le daban crisis severas que la hacían azotarse, romper objetos, e incluso morder a sus padres. Todo esto fue aminorando con la ayuda de medicamentos y las terapias.

Sin embargo, para sus papás, la mayor preocupación es que Hanna logre ser una niña independiente, pues el hecho de no hablar le impide realizar muchas cosas, como ir a una escuela “normal”, ante el temor a que sufra bullying; ella estudia la primaria en un Centro de Atención Múltiple (CAM), donde otros niños con autismo aprenden a su propio ritmo.

Aunque se han enfrentado al estigma social y a la falta de empatía de otras personas, sobre todo cuando a Hanna le daban en público crisis sensoriales que la gente confundía con “berrinches”, han procurado salir con la pequeña a la plaza, los juegos, a las compras, porque sus maestras les han recomendado que la niña debe integrarse a la sociedad, como cualquier persona normal.

Y, sobre todo, se han enfrentado a un sistema de salud que no contempla atención de niños con autismo, así es que las terapias de lenguaje, sensoriales, ocupacionales, las consultas con el neuropediatra, los estudios y medicamentos, corren por su cuenta, con un alto costo además, pues el esquema público no los cubre, a diferencia de otros países donde su sistema de salud sí los integra, por ejemplo, en Colombia o Estados Unidos.

Además de que no existen espacios adecuados para los pequeños con autismo, los papás de Hanna aseguran, "nos ha tocado vivir que cuando nos preguntan qué es lo que tiene Hanna y les decimos que es autista, la mayoría de las personas no saben de qué se trata, ya que no hay mucha información al respecto, o no es difundida como se debe".

Sin embargo, a pesar de todo esto, tienen la esperanza de que un día Hanna sea independiente y realice sus actividades como cualquier otra persona.

"Con Hanna, hemos visto que no hay nada imposible, y que con amor, voluntad y dedicación, podemos sacarla adelante", concluyeron.

Redacción DDM / local@diariodemorelos.com

 

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