La algarabía por el pase de anotación de 18 yardas que lanzó Russell Wilson de los Halcones Marinos a 21 segundos del final del partido del pasado domingo ante los Texanos de Houston, generó un sismo de magnitud uno.

John Vidale, de la Universidad de Washington, explicó que las vibraciones causadas por la multitud que celebró la victoria de los Halcones Marinos, fueron detectadas por los sismógrafos universitarios como un microsismo.

Un microsismo tiene una magnitud de 2 o menos, y usualmente no es sentido por las personas, explicó el académico al sitio de noticias deportivas SB Nation citado por science alert.

La actividad humana es capaz de disparar los sismógrafos, en particular cuado se trata de operación de minas, extracción de agua o de petróleo de piedras, además de funcionamiento de presas y plantas de generación eléctrica.

Ya en 2013 la respuesta a una anotación de los Halcones produjo un microsismo, y el griterio de sus fánaticos ha ganado dos veces el Guinnes World Record por el rugido de los espectadores.

En 2013 fueron alcanzados 136.6 decibeles, marca que se rompió un año después con 137.6 decibeles, lo que rebasa el promedio de un concierto de rock que llega a 120 decibeles.

También juega un papel importante que el sismógrafo de la Universidad de Washington se encuentra a una cuadra del estadio de los Halcones.

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