Junio, el mes del Orgullo LGBTQ+, es un momento crucial para visibilizar las diversas identidades que conforman esta comunidad. Sin embargo, incluso dentro de este espacio que busca inclusión, todavía persisten estigmas que afectan particularmente a las personas bisexuales. Invisibilizadas, cuestionadas y muchas veces objeto de desconfianza, las personas bisexuales continúan luchando por el reconocimiento pleno de su identidad.

¿Qué es la bisexualidad?

La bisexualidad es la atracción emocional, romántica o sexual hacia personas de más de un género. No implica necesariamente una atracción igual por todos los géneros ni que esta se experimente de manera constante. Es una identidad fluida, válida, y profundamente personal. Sin embargo, es también una de las orientaciones más incomprendidas y estigmatizadas, incluso dentro del propio colectivo LGBTQ+.

Estigmas que aún persisten

Históricamente, la bisexualidad ha sido relegada a un segundo plano. Aunque figuras fundamentales del movimiento LGBTQ+, como Brenda Howard —considerada la “madre del Orgullo”—, eran bisexuales, su legado muchas veces se omite o se minimiza. Hoy en día, estos son algunos de los estigmas más comunes que es urgente desmontar:

  • Promiscuidad: Existe la falsa creencia de que ser bisexual implica una inclinación hacia la infidelidad o hacia tener múltiples parejas. Este estereotipo niega la capacidad de compromiso y respeto por los acuerdos afectivos de cada persona.
  • Confusión o indecisión: La bisexualidad no es una “fase” ni una etapa previa a definirse como heterosexual u homosexual. Es una identidad por derecho propio, tan estable y legítima como cualquier otra orientación.
  • Falta de compromiso: Se suele asumir que las personas bisexuales no pueden sostener relaciones monógamas. Esta idea refuerza la desconfianza hacia ellas y tiene un efecto directo en su salud mental y bienestar relacional.
  • Invisibilidad: Muchas veces, cuando una persona bisexual mantiene una relación con alguien del género opuesto, su identidad se invisibiliza. Esto ocurre en la sociedad en general, pero también dentro del colectivo LGBTQ+, donde a veces se percibe a las personas bisexuales como “menos comprometidas” políticamente o como “traidoras de lo queer”.

Billie Eilish and Nat Wolff Enjoy Boat Ride in Italy amid Romance Rumors

El juicio constante: Billie eilish y su novio.

Comentarios como los que ha recibido la cantante Billie Eilish tras declararse bisexual —“Hizo un álbum sobre ser lesbiana y ahora sale con un hombre”— son comentarios que la cantante enfrenta desde que se reveló su relación con Nat Wolff pese a que en varias entrevistas ha declarado ser bisexual y no lesbiana como erroneamente algunos dicen. Su caso refleja cómo la orientación bisexual se evalúa constantemente en función de con quién se relaciona una persona, más que por lo que realmente siente o vive. Esta lógica impone un escrutinio constante que otras orientaciones no enfrentan.

Como explica Elisa Coll en su ensayo Resistencia bisexual, la bisexualidad sigue siendo vista como una identidad “sospechosa”, siempre bajo la lupa. A menudo se espera que las personas bisexuales prueben su “lealtad” a la comunidad LGBTQ+ mediante sus vínculos afectivos, lo que refuerza la bifobia y el control sobre su deseo.

¿Qué podemos hacer?

  • Visibilizar las historias y experiencias bisexuales sin exigir pruebas ni justificaciones.
  • Nombrar y combatir la bifobia, incluso cuando viene desde dentro del colectivo LGBTQ+.
  • Aceptar que la bisexualidad no necesita ser explicada ni defendida: es una identidad válida, digna y resistente por sí misma.
  • Dejar de juzgar a las personas por con quién se vinculan y empezar a valorar su derecho a amar y vivir libremente.

La lucha por los derechos LGBTQ+ debe ser también una lucha contra los prejuicios internos. Las personas bisexuales no están confundidas, no están de paso, y no tienen que elegir para que su identidad sea tomada en serio. En este mes del Orgullo, recordemos que la diversidad es real y que la libertad también implica dejar de imponer etiquetas que limiten la expresión del deseo.

Porque ser bisexual no es estar a medio camino. Es caminar libremente en todas las direcciones.

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