Morelos se ha consolidado como uno de los territorios con mayor riqueza biológica en cuanto a polinizadores se refiere, al identificarse en su territorio 304 especies de abejas, lo que representa el 16 por ciento del total registrado a nivel nacional, de acuerdo a información del gobierno estatal.
En México, señala la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, se reportan más de 1,900 especies de abejas, de las cuales 46 son abejas sin aguijón (Meliponini). De estas 1,900 especies, más del 90% son solitarias y no producen miel, pero contribuyen a la polinización de plantas nativas. Morelos ha registrado al menos 304 especies en su distintas localidades.
La Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro) informó que esta diversidad no solo destaca la importancia ecológica del estado, sino también la necesidad urgente de conservar los ecosistemas que permiten la existencia de estos insectos fundamentales para la vida y la producción de alimentos.
En un contexto de creciente amenaza ambiental,
la dependencia estatal refrendó su compromiso con la protección de las abejas, al reconocerlas como una especie clave para la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Asimismo, destacó a la apicultura como una actividad prioritaria, al representar una fuente de sustento para cientos de familias y una vía para el desarrollo rural sustentable.
Sedagro puntualizó que es en la región oriente del estado donde se concentra una significativa producción de miel multiflora, conocida popularmente como “miel mantequilla”. Esta variedad, apreciada por su textura suave y sabor característico, ha ganado prestigio en mercados internacionales, impulsando la economía local.
Entre los municipios con mayor presencia de colmenas y volumen de producción destacan Yecapixtla, Tepoztlán y Cuautla. En estas localidades, aún predomina la vegetación nativa, lo que favorece tanto la salud de los enjambres como la calidad del producto apícola.
Finalmente, la Secretaría hizo un llamado a la ciudadanía para evitar la destrucción de enjambres y adoptar prácticas sencillas de conservación, como colocar agua en jardines y respetar el hábitat natural de estos polinizadores.
“La protección de las abejas es una tarea compartida. Preservarlas es garantizar el futuro de nuestros ecosistemas y el bienestar de nuestras comunidades”, concluyó la dependencia.
