El ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, recientemente fue a Caracas para entrevistase con el Presidente Nicolás Maduro. Su intención fue solicitarle que su gobierno liberara a seis detenidos de doble nacionalidad americana y venezolana.
Los detenidos eran ejecutivos en EUA de la filial venezolana Citgo (Petróleos de Venezuela, S.A.), que fueron acusados de corrupción por el régimen de Maduro en noviembre de 2017, por haber firmado un acuerdo millonario para financiar la deuda de la compañía en condiciones desfavorables para Venezuela. Fueron acusados de malversación y lavado de dinero por el gobierno de Maduro.
Citgo es una compañía petrolera propiedad de Venezuela. Opera tres refinerías en los Estados Unidos. Procesan alrededor de un millón de barriles diarios y distribuyen gasolina en más de 14 mil gasolineras en el territorio norteamericano.
Venezuela es mencionada en la política mexicana al compararla con México y señalar un camino que muchos advierten equivocado y otros como el modelo de país que deberíamos seguir. Comprender lo que sucede en la política de ese país no es cosa sencilla. Intereses, pasiones, negocios, ideologías e intervención de naciones extranjeras, hacen difícil comprender a la Venezuela contemporánea.
Apoyado por los EUA, el diputado Juan Guaidó no aceptó los resultados de la reelección de Maduro en mayo del 2018. Se autoproclamó presidente encargado del país siendo líder del congreso venezolano. Fue reconocido por los Estados Unidos y más de 50 países, excluyendo a México. Se agudizó la tensión entre el gobierno de EUA y el de Nicolás Maduro.
Las sanciones comerciales impuestas por los EUA a Venezuela y una economía muy deteriorada, la han sumido en una grave crisis. La pandemia vino a agravar la situación por falta de equipo y medicamentos. Los conflictos internos y la falta de recursos y una inflación de tres dígitos tienen al país en una situación precaria y difícil.
Las elecciones parlamentarias convocadas para el próximo 6 de diciembre han iniciado el debate. La oposición encabezada por Guaidó no acepta el proceso electoral. Sostiene que será fraudulento. Su postura es, que para que haya elecciones, debe renunciar Maduro. Por su parte el Presidente Maduro no da un paso atrás, pues ha dicho que sólo por la vía democrática puede haber cambio en el poder de Venezuela.
El intento fallido de una acción armada para dar un golpe de estado, auspiciado por la oposición que dirige Guaidó, vino a enrarecer más el clima político. Dos boinas verdes americanos fueron atrapados en el intento y ahora están sentenciados a 20 años de prisión.
Con este panorama desfavorable, Richardson, a petición de las familias de los detenidos, se entrevistó con Maduro. Le propuso que Venezuela debería liberar a los detenidos por una cuestión humanitaria. Maduro no aceptó en ese momento, pero una semana después, concedió a dos de los detenidos arresto domiciliario, y finalmente se inició el juicio a los implicados. Esto fue visto como una buena señal por los observadores internacionales.
Trump y el Secretario Pompeo insisten en la renuncia de Maduro. Esta supondría tanto la eliminación de sanciones como empezar la ruta hacia nuevas elecciones presidenciales. Por su parte, Maduro ha dicho que los días del gobierno de Trump están contados.
El ex_Gobernador Richardson, uno de los políticos latinos con mayor trayectoria, ex_Secretario de Energía y ex_Embajador ante la ONU, nominado 5 veces al Premio Nobel de la Paz, preside la fundación que lleva su nombre y tiene como objetivos promover la democracia y el respeto a los derechos humanos. Ha intervenido exitosamente para recuperar a ciudadanos americanos atrapados en otros países. Negoció con Saddam Hussein, Hugo Chávez, Fidel Castro, Augusto Pinochet, los rebeldes en Sudán, y los líderes de Corea del Norte e Irán, entre otros; las negociaciones fueron difíciles, pero salió con éxito. “How to Sweet-Talk a Shark: Strategies and Stories from a Master Negotiator” es el libro de su autoría que relata los episodios vividos con estos personajes. (“Cómo negociar con Tiburones”).
Maduro no se va a ir. Los intentos golpistas han fracasado. La oposición, en mi opinión, tendría que abandonar la idea de que los americanos lo van a sacar. Cosa nada fácil. Advierto que un sector de la oposición y la misma curia venezolana, están conformes con que hayan elecciones libres y supervisadas por organismos internacionales. Ojalá prevalezca la sensatez. Y que Bill regrese con los prisioneros a sus casas.
Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com
