La rendición de cuentas es un tema complejo.
Trataré de plantearlo de una manera sencilla:
El pueblo le dice al gobernante: Te elegí porque en tu campaña te comprometiste a proteger y cuidar de mí, para que yo viva mejor, eliminar a los malos, mejorar la salud, la educación, el transporte, etc.
etc.
Pero tengo que vigilar tus acciones y resultados.
El Congreso está facultado para que te vigile y tendrás que informarle una vez al año los resultados que aseguraste que ibas a lograr.
El Congreso revisará, analizará y sancionará a ti o a tus funcionarios.
Como es muy complejo el gobierno, el Congreso tiene un poderoso mecanismo llamado Entidad Superior de Auditoría que evaluará a los tres poderes, ayuntamientos, organismos autónomos y descentralizados para que no haya desviaciones, y si las hay, los funcionarios que hayan cometido irregularidades serán sancionados.
También vigilaré que no te apartes de los objetivos y programas expresados en el Plan Estatal de Desarrollo.
La estructura de toda la administración pública será una enorme caja transparente para que todos podamos observar cómo haces las cosas, cómo gastas el dinero, cómo argumentas lo que vas a hacer y lo que has hecho.
Para evitar que desvíes los recursos del pueblo, todos los funcionarios tendrán que declarar sus bienes e ingresos en declaraciones patrimoniales, para vigilar que no se den enriquecimientos inexplicables.
Cada vez que un ciudadano quiera saber por qué y cuánto costó un servicio o una obra deberás informarle a través del mecanismo de Transparencia.
En caso de que, siendo gobernador cometas irregularidades, se podrá iniciar un juicio político para determinar si procede la cancelación de tu mandato y la sanción correspondiente.
El Congreso también deberá informar la manera cómo y en qué ejerce su presupuesto.
En caso de que lo haga bien, el premio será la posibilidad de ser reelecto por los ciudadanos.
Yo pueblo, tendré la posibilidad de vigilar a los legisladores, a los magistrados y al ejecutivo, sancionar y en su caso premiar a través del voto, si hacen una buena gestión.
O sea, que todos deben rendir cuentas a mí, que soy tu mandatario.
Para vigilarlos mejor, existen organismos especializados: IMPEPAC, ESAC, CEDH e IMIPE, quienes también están obligados a rendir cuentas.
Los planes y programas que se derivan del PED, tendrán objetivos específicos que se deberán cumplir en tiempos perfectamente definidos, y con el objeto de evaluar con absoluta imparcialidad deberán cumplir con los principios básicos de la rendición de cuentas.
Suena bien.
Pero, no sólo se trata de crear leyes que sustenten la rendición de cuentas como las modificaciones que se han hecho a la Constitución tanto a la federal como a la estatal.
Se deben romper una serie de complicidades y esquemas que han dominado a la administración pública.
Históricamente los legisladores no rinden cuentas a la gente sino a su gobernador o al líder.
Los auditores han sido incompetentes, sin independencia, o sometidos a jefes corruptos.
En la práctica se ha propiciado el nombramiento a modo de los miembros de los organismos autónomos encargados de vigilar al Poder.
No se trata solamente de hacer transparente al gobierno.
Sus planes y programas tienen que ser evaluados y comparados con los resultados.
O sea, someterse al escrutinio público.
No es un asunto de contabilidad y presupuesto.
La evaluación debe tener consecuencias: premios y castigos debidamente publicitados.
La información es clave.
Debe ser clara, objetiva y resguardada correctamente en un sistema de archivos.
Los sistemas mencionados deben ser operados por gente capacitada, honesta, talentosa y organizada.
Actualmente en Morelos no tenemos designado Auditor en el Congreso (terrible cosa).
Los órganos autónomos encargados de limitar a los órganos ejecutivos están seriamente restringidos en sus presupuestos, además de que sus integrantes tienen poca autonomía del Poder.
Los informes de gobierno han sido un espectáculo político.
Mauricio Merino sostiene que las reformas constitucionales federales y estatales “…son buen punto de arranque… las tareas legislativas pendientes, y los desafíos organizacionales son muchos y muy variados.
Incluyen a los tres poderes y a todas las autoridades públicas.
De modo que todavía estamos lejos, muy lejos, de rendir cuentas claras, objetivas, comparables, confiables y transparentes en México” , y aún más lejecitos en Morelos, digo yo.
Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com
