“La felicidad es un arma caliente”, canción de Lennon y McCartney, es sumamente sugestiva. Sorprende también por el hecho de que fue un arma la que le quitó la vida a John; si bien es cierto que John se inspiró en una fotografía en la portada de una revista. La vida del Beatle nos recuerda justamente lo contrario a la guerra, a la violencia. Nos dice mucho del hombre que luchó por el amor y la paz. Decía, en uno de sus mayores éxitos: “todo lo que necesitamos es amor”. Quiero pensar que tuvo una visión en la que ve, como todo poeta, que la felicidad puede derrotar a la violencia y se convierte en un arma poderosa.
Pensadores de todas las épocas han reflexionado sobre la felicidad.
En la Declaración de Independencia de los EUA se lee:
“(los hombres)… son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
Los padres fundadores tuvieron el acierto de reconocer como derecho inalienable la búsqueda de la felicidad. La felicidad como un objetivo alcanzable y por el que se deben hacer todo tipo de acciones para garantizar que esté a la disposición de todos.
La sensibilidad y visión de algunos gobernantes hace que entiendan la importancia de que el pueblo esté feliz. Un pueblo feliz no hace revoluciones. No protesta. No es tan exigente.
Veamos qué nos dice el informe realizado año con año por la ONU sobre la felicidad:
“El informe sobre la felicidad es una encuesta que mide cómo ha evolucionado la felicidad de los ciudadanos en los últimos años en 156 países.”
“Se analizan seis factores: ingresos per cápita, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y corrupción. Se comparan con los de un país imaginario, llamado Dystopia. En Dystopia vivirían las personas menos felices del mundo, de forma que los ciudadanos de cualquier otro país con el que se compare, serán más felices que los de éste”.
México en la encuesta de 2019 ocupó el lugar número 24. No está mal cuando se mira que hay más de 120 países debajo de su posición. No ha variado mucho desde el 2016 que ocupaba la posición 21. Lo que si es sorprendente es que en el 2015 llegó a estar en el 14º lugar. En este caso es posible decir que no vamos tan bien, hemos ido retrocediendo a lo largo de los años.
La pandemia seguramente traerá un reposicionamiento para este 2020. Sin embargo no se puede predecir con facilidad si bajaremos otros escalones, pues al tener la pandemia escala mundial, seguramente cambiará el sentimiento de felicidad en todos los países.
Dicen que el dinero no es la felicidad, pero que sí es lo que más se le parece. Y es una acierto comprensible cuando vemos que en el “top ten” de los países más felices, se encuentran aquellos donde el ingreso per cápita es de los más altos. La lista de los primeros cinco: 1) Finlandia $50 770 (Cifras en dólares); 2) Dinamarca $61 730; 3) Noruega $78 330; 4) Islandia $66 660; 5)Países Bajos $ 53 870. México con $10 410, ocupa el lugar 24 en felicidad y la posición 65 en ingreso per cápita.
No todo es felicidad y dinero. Es el caso de Luxemburgo: tiene un ingreso per cápita de $116 730 dólares anuales y ocupa el 14º lugar en el ranking de felicidad en 2020. Mismo lugar que ocupaba México en 2015.
Los países que están a la cola de la felicidad son aquellos donde su ingreso per cápita es de menos de 4 mil dólares anuales.
En México el INEGI realiza una encuesta semestral para medir los indicadores de bienestar de la población urbana. Algo así como ver qué tan felices somos. Los resultados de la última encuesta publicada, del mes de Julio del 2019, en una escala de 0 a 10, muestran que el promedio de satisfacción con la vida, reportado por la población adulta urbana, se situó en 8.3, igual al del mismo mes de 2018.
Los ámbitos o dominios que se valoran en la encuesta INEGI, nos muestran la satisfacción de las personas en su vida privada y relaciones personales. La gente se muestra mayormente satisfecha con sus relaciones personales, calificándolas con un promedio de 8.7. O sea, califica bien su convivencia cotidiana con su familia, amigos y compañeros de trabajo. La satisfacción por lo que sucede en el país es de 6.8 y de 5.3 en el ámbito de seguridad. Esta ponderación prácticamente se mantiene igual en los últimos años, lo que sugiere que el mexicano se da cuenta de los problemas que enfrenta como país, pero se equilibra con el buen humor familiar y su entorno cercano.
Si. Puede concluirse que los mexicanos alcanzamos un buen nivel de felicidad, a pesar de las dificultades y menos ingresos en comparación con otros países, como se observa en el ranking de la ONU. ¿Cuáles serán las razones para tener ese ánimo frente a la vida y la adversidad? En mi próximo artículo intentaré profundizar en los porqués, ya que me resulta interesante tratar de entender cómo los mexicanos alcanzamos la tan anhelada felicidad.

Por Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com

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