La atención de la población en el cambio de gobierno se concentra en la elección del presidente y del gobernador; en las intermedias disminuye la votación y varía la composición de la cámara. Al votante, no le interesa quién será diputado. Los diputados federales y estatales tienen mal prestigio.

Durante décadas, los congresos respondieron a los dictados del gobernador o presidente, según sea fuera el caso. El carro completo. Hoy, las cámaras de diputados tienen mayor protagonismo.

Las iniciativas eran aprobadas sin chistar.

En Morelos ahora, no es así. Lamentablemente en el congreso federal se volvió a la antigua práctica. En la legislatura de 1997 de Morelos, la oposición obtuvo el 60% de las diputaciones. Por primera vez el PRI perdía la mayoría. Pudo hacer juicio político a un gobernador. (En complicidad con el Ejecutivo Federal y la pobre defensa que hizo el grupo parlamentario del PRI). Tres años antes en 1994 obtuvo15 de las 25 diputaciones. (El congreso se integraba con 25 diputados).

Se iniciaba una nueva y compleja época en la cámara de diputados. Los grupos parlamentarios crecen o se hacen menores. Los debates son ríspidos y no hay avances en la formulación de leyes. La productividad es cada vez menor. La confrontación con el poder ejecutivo se complica legislatura tras legislatura. Debates que nada abonan al desarrollo social. Privan los intereses económicos personales y la disputa por el liderazgo de la cámara.

Las campañas presidenciales inciden en el voto local. Veamos: Fox gana en el 2000 y el PAN Morelos logra 15 de las 30 diputaciones. 3 años después, solo tiene 9. En las complicadas y disputadas elecciones del 2006, el PRD logra 11 y el PAN 12. Fiel reflejo de la elección federal.

En 2009, de manera sorpresiva, el PRI gana 15 curules. Para el 2012, el grupo del PRI se conforma con 8 curules, No incide suficiente Peña Nieto. La campaña por la gubernatura es muy peleada entre PRI y PRD, quien la gana y con ella logra 8 diputaciones. La campaña presidencial de 2018 la irrumpe MoReNa y obtiene 8 diputaciones de 20 en juego.

Los partidos no le dan importancia a las diputaciones. Son parte del botín o premios de consolación. Las cámaras se integran por gente sin vocación para cumplir con la función esencial: legislar.

Las elecciones del 2024, podrían ser la oportunidad para que los partidos tomen en serio su papel. Seleccionar a sus candidatos con perfiles con altura de miras. Que sepan debatir, esencia del parlamento; que sepan hacer uso de la palabra; capacidad y talento para negociar, en el sentido correcto del término; que sepan defender sus posiciones ideológicas con argumentos.

La irrupción en escena de Xóchitl Gálvez, dará un giro al equilibrio político. El efecto que puede tener como candidata a la presidencia, abrirá un capítulo en la nueva correlación de fuerzas. La aplanadora guinda, ya no lo será.

Los partidos políticos deben poner el centro de su atención en la cámara de diputados. Es en ese espacio donde se define, hoy por hoy, el destino de los morelenses. ¿Lo sabrán?

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

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