Cada vez se registran más infantes con problemas en el desarrollo debido al uso excesivo de pantallas, pero, ¿Por qué sucede esto?

Un reciente estudio elaborado por Erika Robles-Estrada, Perla S. del Carpio-Ovando y Lucas G. Gago-Galvagno en el año 2024 ha revelado que el uso excesivo de pantallas podría estar afectando de manera significativa el desarrollo cognitivo y motor de infantes mexicanos entre 12 y 36 meses de edad.

La investigación, basada en la participación de 91 cuidadores, indica que los niños pequeños que pasan entre tres y cuatro horas diarias frente a dispositivos electrónicos, siendo la televisión el medio más común, tienen mayor problema para desarrollar ciertas habilidades que aquellos infantes que no pasan tiempo frente a las pantallas.

Este tiempo prolongado de exposición se ha vinculado con diversos problemas en el desarrollo infantil, entre ellos retrasos y alteraciones en el lenguaje, dificultades en la alimentación, aislamiento social y afectaciones en la motricidad fina y la capacidad de atención.

Los hallazgos son respaldados por observaciones en guarderías, donde se ha identificado un aumento en los casos de retraso en el lenguaje y dificultades en habilidades sociales y motoras en niños con mayor tiempo frente a pantallas. Estas manifestaciones abarcan desde problemas en la comunicación hasta limitaciones en la interacción social y en el control de movimientos básicos.

No obstante, el estudio también destaca un hallazgo relevante: la presencia activa de un adulto durante el uso de pantallas puede atenuar algunos de estos efectos negativos. La supervisión y acompañamiento por parte de padres o cuidadores contribuyen a mejorar indicadores clave del desarrollo infantil.

Ante este panorama, los autores del estudio y especialistas en desarrollo infantil hacen un llamado a padres y educadores a tomar conciencia sobre la importancia de regular el uso de dispositivos electrónicos en la primera infancia. Así como fomentar actividades físicas, el juego libre, la interacción social y establecer horarios definidos para el uso de pantallas, son medidas fundamentales para garantizar un desarrollo saludable.

La sociedad actual enfrenta el reto de equilibrar los avances tecnológicos con las necesidades básicas del desarrollo infantil. Volver a prácticas más activas y creativas —como el juego al aire libre o, en caso de no ser posible, el uso de la imaginación— podría ser clave para contrarrestar los efectos de una infancia cada vez más digitalizada.

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