Pasar por el altar puede dejar a muchas novias al borde de un ataque de nervios. La presión y la ansiedad causan un nerviosismo intenso, un estrés, que no es para cualquiera. Michelle Wilson-Stimson sabe bien de qué se trata. La joven tiene un blog donde cuenta su vivencia. Y atribuye sus problemas al estrés, aunque no hay evidencia médica al respecto.

 

 

La planificación de su ceremonia con su novio Jonathan le ocasionó, según cuenta le mujer, la pérdida del 90% de su cabello. Dos semanas después del casamiento, Michelle de 42 años despertó y notó varios mechones tirados su almohada. "Me horrorizó. Era para haber sido un día especial, pero me dejó tan ansiosa que ahora estoy sin pelo. La gente no percibe cómo puede ser estresante planificar la ceremonia. "El sueño de la boda puede convertirse en una pesadilla", contó esta mujer que vive en Stamford, Inglaterra.

Era el segundo matrimonio de Michelle y eso hizo que los amigos y familiares hicieran chistes sobre encontrar suerte la segunda vez. "Sentí que no podía contar con nadie para pedir ayuda. Me quedé con miedo de ser considerada una novia loca, así que asumí toda la organización". contó la mujer. Se quedaba despierta hasta altas horas de la madrugada para que su boda fuera la mejor, para no dejar ningún detalle librado al azar.

 

 

Pero como ocurre en algunas oportunidades, los contratiempos estuvieron a la orden del día. El peluquero le falló a último minuto y el vestido de novia llegó con algunos retoques por hacer. "Opté por comprarlo por Internet. Cuando recibí la notificación que el vestido sólo llegaría faltando pocos días para mi matrimonio, mi estrés empeoró. Yo no podía dormir".

El día de la boda no fue muy diferente y hasta tuvo problemas en su entrada en la iglesia, cuando la música se frenó en medio de su recorrido hacia el altar. "Llegué al altar en el más puro silencio. Fue horrible".

 

 

Dos semanas después de la fiesta, su cabello empezó a caerse. "Los médicos se preguntaron si yo había pasado por mucho estrés y casi comencé a reírme cuando conté mi boda. Me contaron que desarrollé alopecia. Me quedé con el corazón partido, los profesionales no sabían si mi pelo crecería de nuevo".

Tiempo después ella continúa sin cabello, pero logró aceptar su nueva condición. "Los médicos no están confiados, pero finalmente me acepté como soy y estoy aprendiendo a ser feliz sin cabello".

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