En una colaboración anterior señalé que la oposición había atado su destino al del dirigente del PRI, luego de la rueda de prensa en la que los líderes de la alianza Va por México defendieron y arroparon a Alejandro Moreno, ante la solicitud de desafuero por parte de la Fiscalía de Campeche. A pesar de los audio escándalos de Moreno, la oposición decidió jugarse todo su capital político con este personaje, al grado que Luis Espinosa Cházaro, coordinador del grupo parlamentario del PRD, pronunció algo de lo que muy seguramente ahora se arrepiente: “cuando atacan a uno de los 200 diputados del bloque Va por México, nos atacan a todos“. Moreno estaba al borde precipicio, el descredito nacional lo acompañaba y enfrentaba una solicitud de desafuero que lo podía poner tras las rejas. Lo que sucedió a continuación es digno de un estudio de caso de estrategia política.

Primero, Moreno convence a los dirigentes de los partidos de oposición de que él no era el único en peligro de pisar la cárcel, y de que era una maniobra de MORENA para deshacer la alianza opositora. Los persuade de que era necesario continuar en alianza con el PRI, y que además era imprescindible hacer una defensa pública de su persona. Tanto Marko Cortés como Jesús Zambrano muerden el anzuelo. Esta defensa pública le sirvió a Alejandro Moreno para mostrar fuerza política. Acto seguido, traiciona a sus aliados presentando una iniciativa de reforma constitucional para ampliar el plazo para que el ejército permanezca en las calles, que implica apoyo a la estrategia de seguridad de la 4T, rompiendo así la moratoria legislativa que tanto había presumido la oposición. El líder priista también fue lo suficientemente hábil para diluir el costo de la traición, al declarar que no rompería la alianza, por lo que fueron PAN y PRD quienes tuvieron que liquidar la alianza.        

No es seguro que la reforma constitucional se aprobará en el Senado, donde Alejandro Moreno no tiene el control de los legisladores priistas. De hecho, el presidente Obrador señaló que la ampliación del plazo debería someterse a consulta popular. En cualquier caso, fue una acción que le permitió a Alejandro Moreno una tregua con la 4T. A la 4T le permitió romper la alianza Va por México, que le estaba dando dolores de cabeza legislativos. El PRI también aprovechó para acercarse al electorado al mostrar sensibilidad sobre grave problema de inseguridad que se vive en el país, de cara al proceso electoral que enfrentará el próximo año en el Estado de México. 

La discusión política para alargar la presencia del ejército en las calles se adelantó de manera innecesaria, puesto que el plazo constitucional vence en 2024. En realidad, fue una buena excusa del PRI para justificar la separación de la alianza Va por México. Los motivos de esta separación pudieron ser el miedo de pisar la cárcel por parte del líder del PRI, pero también la inefectividad electoral de la alianza. Alejandro Moreno se anotó un gol, pero la siguiente jugada es clave. Lo más probable es que el PRI opte por una coalición legislativa selectiva con MORENA, de tal forma que le permita mostrar independencia con respecto al partido en el poder, y al mismo tiempo pueda exhibir compromiso con el bienestar de los mexicanos. Muy parecido a lo que hizo el PRI en el sexenio de Calderón.   

Por: Cristian Campos Contreras / ccamposcontreras@yahoo.com.mx


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