Durante décadas, millones de personas en todo el mundo han comenzado su día con la firme creencia de que el desayuno especialmente uno con de huevos y tocino  es la comida más importante del día. Pero detrás de esta “verdad” hay una historia poco conocida de manipulación mediática, intereses económicos y publicidad orquestada con precisión quirúrgica.

El origen del mito: una jugada maestra de relaciones públicas

En los años 20, la compañía Beech-Nut, que producía tocino, enfrentaba un problema: las ventas no crecían al ritmo deseado. Para solucionarlo, contrataron a Edward Bernays, pionero de la propaganda moderna y sobrino de Sigmund Freud. Bernays entendía la mente colectiva y sabía cómo influir en los hábitos sociales a gran escala.

Su estrategia fue brillante y audaz. En lugar de simplemente anunciar el tocino, consultó con más de 5,000 médicos y les preguntó si un desayuno más sustancioso en lugar de solo café y tostadas era más saludable. Los médicos, al no tener evidencia concluyente en contra, estuvieron de acuerdo en términos generales. Bernays entonces difundió titulares en periódicos de todo el país con frases como:

“5,000 médicos recomiendan un desayuno más fuerte para una vida saludable.”

No se mencionaba explícitamente el tocino, pero las imágenes y la narrativa lo colocaban en el centro del desayuno ideal. La estrategia funcionó: comer huevos y tocino en la mañana se volvió una “norma” cultural.

Cómo se manipula un hábito colectivo

Bernays no vendió tocino: vendió la idea de un “estilo de vida saludable”. Al asociar el desayuno abundante con fuerza y energía, convirtió un producto en símbolo cultural. La clave de su éxito fue entender cómo piensan las masas: no solo influyó en la percepción de los alimentos, sino que modificó rituales diarios.

Con ayuda de medios, médicos y escuelas, la frase “el desayuno es la comida más importante del día” se repitió hasta que nadie la cuestionó. No era ciencia, era marketing disfrazado de salud pública.

La técnica de Bernays sentó las bases para décadas de estrategias similares: crear necesidad, establecer una narrativa, apoyarse en figuras de autoridad y convertir una campaña comercial en “sentido común”.

¿Cómo seguimos comiendo lo que nos dijeron?

Aún hoy, la idea de que un desayuno “ligero” es insuficiente está presente en muchos hogares. Productos ultraprocesados etiquetados como “desayuno saludable” dominan el mercado, y las grandes industrias alimenticias siguen repitiendo fórmulas similares a las de Bernays para vender cereales, barras energéticas y leches saborizadas.

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