La maternidad, aunque idealizada, presenta desafíos emocionales como la pérdida de un hijo, la depresión postparto y las expectativas sociales. En el Día de la Salud Mental Materna, la tanatóloga Maru Marton, en entrevista con Grupo Diario de Morelos, ofrece claves para la identificación, el acompañamiento y la sanación.

En una sociedad que ejerce una presión considerable sobre las madres, resulta fundamental detenerse a cuestionar las expectativas impuestas y permitirse reconectar con las propias necesidades y deseos individuales. Como bien señala Marton: “La etiqueta de mamá es la más pesada de todas, porque cuando una mamá se pone esa etiqueta, deja de ser mujer, deja de ser humano, deja de ser hija, deja de ser hermana y se convierte enteramente en una mamá”.

La tanatóloga subraya un aspecto fundamental: el acompañamiento, reconociendo la profunda necesidad de que las madres cuenten con espacios seguros donde puedan expresarse libremente, incluso sobre las complejidades de sus relaciones familiares, sin temor al juicio o al conflicto. Este reconocimiento valida las experiencias a menudo silenciadas y ofrece un camino hacia la sanación y el crecimiento.

La especialista señala la necesidad de identificar a tiempo las señales de que una madre necesita apoyo es crucial. “Básicamente los síntomas, es que esté triste todo el tiempo, que llore por todo, pero un signo muy marcado en una persona es cuando se vuelve irritable”.

Estos pueden ser tomados como indicadores de un grito silencioso o de un dolor subyacente. “Las personas siempre vamos a tener esos dos extremos o el otro lado que es: Quiero que la gente esté todo el tiempo conmigo o tengo dificultad para soltar, me vuelvo dependiente emocional”, explica.

La pérdida de un hijo, en cualquier etapa, desata duelos profundos y muy complejos, Marton los distingue como “duelos de ligas mayores”, por ejemplo el duelo por aborto a menudo es carente de contención social, se vive intensamente en privado lo que dificulta aún más su proceso. “El duelo hay que transitarlo sin prisa, un día a la vez, un momento a la vez”, aconseja.

Maru Marton enfatiza que el duelo es un “vaivén” de emociones con altibajos inevitables que sin duda exige paciencia “La única manera de transitar un duelo es viviéndolo, es permitiéndonos sentir lo que estamos sintiendo, por doloroso que sea”, reitera.

Recordar que una mamá antes de ser mamá también es ser humano, mujer, que duele, que siente, que tiene deseos, sueños y que no nada más está para atender a las personas de la casa, sino para vivir su individualidad.” Maru Marton, tanatóloga

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