Villa comenzó siendo un valioso aliado para Venustiano Carranza, jefe del Ejército Constitucionalista, cuyas fuerzas armadas en año y medio derrocaron al gobierno del presidente usurpador Huerta.

Carranza dividió al Ejército Constitucionalista en tres divisiones y a Villa le dio el mando de la División del Norte.

Todo marchaba bien en el avance y triunfos del Ejército Constitucionalista.

Pero cuando Villa derrotó al Ejército Federal en la famosa batalla de Zacatecas, cambió su actitud de subordinado a insubordinado y fue cuando se sintió más importante que su jefe Carranza.

A partir de entonces vino la enemistad entre ambos personajes y don Venustiano le perdió la confianza a Villa.

En septiembre de 1914, cuando Carranza ya había tomado la ciudad de México y era el presidente provisional del país, Villa rompió la alianza con él y se declaró independiente y enemigo de su ex jefe.

Desde que Villa triunfó en Zacatecas,  Emiliano Zapata comenzó a comunicarse con él a través de cartas.

El principal interés del caudillo suriano era que Villa le proporcionara armamento.

A cambio de este apoyo, Villa pretendía que Zapata se declarara enemigo de Carranza, para tenerlo de aliado.
 
 Entonces fue cuando el caudillo norteño comenzó a inculcarle a Zapata un odio mortal contra Carranza.
 
 Y efectivamente, el caudillo suriano descartó una alianza con Carranza y optó por buscar una alianza con Villa.
 
 
Al triunfo de los ejércitos revolucionarios: Constitucionalistas, Villistas y Zapatistas, acordaron organizar sus fuerzas políticas y militares, y decidieron organizar una convención, donde decidirían el destino del país; emitieron la convocatoria para la convención, que tuvo como sede la ciudad de Aguascalientes.
 
 Como resultado de esta convención, la nación se dividió en dos facciones: por un lado los constitucionalistas declararon presidente provisional a Carranza y por otro lado los convencionistas declararon presidente provisional a Eulalio Gutiérrez; quien contó con el apoyo de Villa y Zapata.
 
 Es decir en este momento crucial había en  México dos presidentes y es cuando se desató un conflicto por el poder.
 
 Cabe destacar que en esta convención, el presidente electo Gutiérrez, nombró a Villa jefe del ejército del flamante gobierno de la nación y Zapata con su Plan de Ayala fue reconocido como el caudillo que le dio sentido social a la Revolución.
 
 El siguiente paso fue que el presidente Eulalio, con todas las fuerzas convencionistas marchó a la ciudad de México y ocupó Palacio Nacional, cuando los constitucionalistas abandonaron la capital del país.
 
 
En este contexto, es cuando Emiliano Zapata, Eulalio Gutiérrez y Pancho Villa, se presentaron como aliados en la ciudad de México y fueron bienvenidos por los capitalinos.
 
 Sin embargo la otra autoridad enemiga, representada por Carranza se encontraba en el puerto de Veracruz.
 
 En esta coyuntura los mexicanos esperaban que Zapata, Gutiérrez y Villa capitalizaran el poder y pacificaran el país, pero las circunstancias sociales agarraron otro rumbo: el de inminente guerra.
 

El primero en llegar a la ciudad de México con sus fuerzas armadas fue Zapata, quien reconocía la autoridad e investidura del nuevo presidente Eulalio Gutiérrez.
 
 Por tal motivo el caudillo suriano lo recibió y le dio posesión del Palacio Nacional.
 
 El tercero en llegar  fue Villa, quien llegó a la capital en actitud incongruente.
 
 Arribó a Tacuba en ferrocarril y en lugar de presentarse ante el presidente Gutiérrez, para saludarlo y ponerse a sus órdenes, prefirió entrevistarse con Zapata, con quien tenía otros planes para derrocar a Gutiérrez, es decir, Villa llegó con la idea de desconocer al presidente a pesar de que era su jefe.
 
 
En el pacto que Zapata y Villa hicieron en Xochimilco, uno de los cuatro puntos acordados por los dos caudillos, fue desconocer al presidente Eulalio, para nombrar a otro que ellos propusieran.
 
 Con este acuerdo Villa atropelló el legítimo gobierno recién creado en Aguascalientes y a partir del citado pacto, comenzó a hablar mal del presidente, hasta el grado de intentar agredirlo.
 
 Lo desconoció como su jefe.
 
 Lo lamentable de esta actitud soberbia e insubordinada de Villa, es que Zapata le siguió el juego por el interés de recibir el armamento acordado en el pacto de Xochimilco.
 
 Durante su permanencia en la ciudad de México, Villa impuso ante la opinión pública la ley del más fuerte.
 
 A Zapata lo convenció para intercambiar víctimas para asesinarlas por cuentas pendientes.
 
 Uno de los asesinados fue el consejero zapatista Paulino Martínez, asesinado por Rodolfo Fierro.
 
 Villa estuvo a punto de asesinar al presidente Eulalio, cuando fue a visitarlo al hotel donde se hospedaba.
 
 Otro caso de abuso de poder de Villa, fue el secuestro que hizo de una bella mujer francesa, a quien a la brava se la llevó a su vagón del tren, donde la violó en repetidas ocasiones.
 
 En un restaurante, Villa disparó su pistola al techo y todos los comensales se tiraron al suelo para protegerse.
 
 Luego visitó la tumba de Madero, donde lloró como un niño.
 
  Fueron días de terror en la capital con la presencia de los villistas.
 
 José Vasconcelos mencionó: “Noche a noche los villistas plagiaban vecinos acaudalados, fusilaban a pacíficos desconocidos y cada mañana en el carro de Villa, sus favoritos,… se repartían los anillos y los relojes, las carteras de los fusilados… El mal estaba arriba, en los jefes…” Comentó Felipe Ángeles que Villa perdió el juicio en la capital y nadie pudo hacerlo entrar en razón.
 
 
El pacto de Xochimilco fue un fracaso porque no se cumplieron los acuerdos y porque Villa subestimó a Zapata.
 
 La alianza entre estos dos caudillos solo duró unos días mientras permanecieron en la capital.
 
 Finalmente, Zapata se quedó esperando el armamento que Villa le prometió en el pacto.
 
 Decepcionado, el caudillo suriano se regresó al estado de Morelos, después de perder la plaza de Puebla y nunca más reanudó la relación con Villa.
 
 Eulalio Gutiérrez salió huyendo con su gabinete de la ciudad de México, por el temor de ser asesinado por Villa, quien también salió de la capital para dirigirse a Guadalajara.
 
 Este fue el resultado de la soberbia de Villa y de su insubordinación, que ocasionó el fracaso y el desastre del gobierno legítimo y recién fundado en Aguascalientes.
 
 Villa atropelló la autoridad del presidente Gutiérrez al desconocerlo en el pacto de Xochimilco.
 
 Mientras Carranza en Veracruz trabajaba en su proyecto de nación y estaba enterado de las desavenencias de sus adversarios.
 
 Zapata y Villa hicieron un pacto en Xochimilco.
 
 El principal interés del caudillo suriano era que Villa le proporcionara armamento.

Emiliano Zapata, Eulalio Gutiérrez y Francisco Villa capitalizaran el poder y pacificaran el país, pero las circunstancias sociales agarraron otro rumbo.

Por: Juan José Landa Ávila / opinion@diariodemorelos.com

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