Un cuernavacense nativo del barrio de Gualupita, el señor Abraham Salazar, convocó a sus amigos y familiares para que lo apoyaran con material y mano de obra para construir en un montículo de la zona una pequeña capilla. Con gran esfuerzo juntaron los implementos necesarios y pusieron manos a la obra en 1882.
En sus inicios la citada capilla fue reconocida como tal por el cura Refugio López Martínez, vicario general de la Diócesis de Cuernavaca. La primera misa la celebró el cura José Guadalupe Gómez, quien consagró el templo al culto de la Virgen de Guadalupe.
Fue hasta 1908 que se terminó la construcción de la bóveda. Las torres hasta mediados del siglo XX.  
Durante la guerra revolucionaria, de 1910 a 1920, la citada capilla quedó abandonada y en varias ocasiones fue ocupada como cuartel por los bandos, tanto zapatistas como federales, ya que por estar ubicada en una loma tepetatosa sirvió como atalaya; además los citados bandos aprovechaban los abundantes manantiales del vecino parque.
Terminada la guerra, la capilla quedó abandonada y sucia. Fue hasta 1927 en que el gobernador del estado, Ambrosio Puente, la rescató y mandó restaurar para fundar en ese lugar la sede de la Comisión Local Agraria, instancia que a nivel nacional inició el reparto agrario. En este domicilio se reunieron durante más de cinco años los campesinos organizados morelenses para tratar asuntos de la Reforma Agraria. No se sabe el nombre del artista, pero en este lapso en las paredes de la nave y la bóveda pintaron unos murales alusivos al agrarismo, que posteriormente fueron tapados por otras capas de pintura.
En 1932 la capilla fue desocupada y el gobernador don Vicente Estrada Cajigal autorizó a los vecinos del barrio para que la ocuparan como escuela, fue entonces cuando el profesor Estanislao Rojas Zúñiga, fundó en ese edificio abandonado, la escuela primaria “Felipe Neri Jiménez”, en honor al destacado guerrillero zapatista nativo Gualupita. El número de alumnos creció, por lo que tuvo que ser desalojada la capilla en 1949 para establecerse en un inmueble más amplio, en su actual domicilio de Leandro Valle. Ese mismo año el gobernador Ernesto Escobar Muñoz, entregó el inmueble a la Diócesis de Cuernavaca, autoridad religiosa que de inmediato tomó posesión del edificio. De esta forma el obispo Alfonso Espino y Silva designó al padre Nicanor Gómez para que se hiciera cargo provisionalmente del lugar mientras nombraban a un capellán titular. El padre “Nica” aprovechó su encomienda para construir la primera torre, así como el portón de madera de la capilla y colocó en el sencillo altar la imagen de la Virgen de Guadalupe, donada por don Francisco Gutiérrez Rosales, nativo del barrio y veterano zapatista, quien compró la imagen guadalupana en la Basílica de Guadalupe, la que se develó solemnemente en la primera fiesta patronal del 12 de diciembre de 1949.
Por fin, en 1950 llegó el padre Victorino Aranda a ocupar el cargo de capellán titular, cargo que dejaría un año después. Y en 1951 nombraron al nuevo capellán: el padre Alfonso Navarrete Ramírez, quien se mantuvo en el cargo durante 22 años. Él fue quien mandó construir la segunda torre, la casa del cura, pavimentó el atrio, construyó los escalones, colocó balaustradas, puso nuevo piso en el interior del templo, en el exterior acondicionó un dispensario médico, mandó empedrar el callejón que sube de la calle al atrio y compró con donativos las bancas de madera de cedro para las misas. Las dos campanas las donaron un comité de distinguidos vecinos del barrio. En 1952 el padre Navarrete contrató al artesano queretano José Antonio Barrera, para que construyera el altar, obra que se hizo con mármol y cantera. En 1964 fue demolido dicho altar para construir el actual, obra del arquitecto Francisco Rodríguez Badillo. Al mismo tiempo se construyó la capilla del santísimo. Este cambio de estilo arquitectónico fue debido a las reformas hechas en la iglesia católica proclamadas en el concilio del Vaticano. Desde entonces la principal divinidad del altar es Jesucristo, por tal motivo el actual nombre de la parroquia es “Resurrección del Señor y Nuestra Señora de Guadalupe”. Cabe destacar que desde que estuvo el padre Navarrete, el recinto de Gualupita ya no ha tenido nuevas remodelaciones y se conserva igual desde entonces hasta la fecha.
El templo de Gualupita cambió de categoría, pasando de capilla a parroquia de acuerdo a un decreto de la Diócesis de Cuernavaca emitido por el obispo Sergio Méndez Arceo, quien se trasladó al barrio de Gualupita el 27 de junio de 1965, para consagrar personalmente a la flamante parroquia.
El padre Navarrete fue un cura que amó su ministerio, ya que estableció una escuela primaria frente a la parroquia llamada “Patria” y fundó una estudiantina femenil. En 1984 el párroco Luis Rodríguez construyó el pórtico en la entrada del callejón que lleva al atrio. En esta parroquia se han desempeñado una veintena de sacerdotes. Cabe destacar a uno de ellos: el padre Heladio Camacho, un sacerdote intelectual que trabajó con mucho ahínco, así como el actual, el padre Armando Carrazco, quien atiende a su feligresía con ahínco y mantiene las costumbres de ese antiguo barrio de nuestra ciudad.

Por: Juan José Landa Ávila / opinion@diariodemorelos.com

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