Fue la noche del 15 de septiembre de 1808, cuando unos 300 hombres entraron al Real Palacio Virreinal (hoy Palacio Nacional) entre las 11 y 12 de la noche para detener al virrey José de Iturrigaray. Uno de los principales líderes que encabezaron ese levantamiento fue ni más ni menos que el hacendado Gabriel de Yermo (1757 - 1813), quien junto con su esposa eran los dueños de las haciendas de San Gabriel y de Temixco en el valle de Cuernavaca (como se referían a esta región). De Yermo era uno de los principales productores de azúcar en el país, además de ser uno de los más importantes acaudalados comerciantes de la época virreinal, incluso era el encargado del abasto de carne a la Ciudad de México.

Don Gabriel había nacido en la provincia de Vizcaya, en España. Siendo muy joven viajó a la Nueva España en donde contrajo nupcias con su prima María Josefa Yermo Díez de Sollano. Ella heredaría de su padre Juan Antonio de Yermo las dos haciendas en el Marquesado del Valle. Además, en 1797 los de Yermo compraron otra hacienda que se encuentra en Malinalco, la de Jalmolonga, que pertenecía a los Jesuitas y actualmente es de la familia Salinas Pliego.

En 1790, con motivo del nacimiento de su hijo José María, les dio la libertad a 400 esclavos negros y mulatos, y en 1808 con motivo del cumpleaños de su esposa liberó a otros 200. Esta acción sería de gran importancia ya que estos libertinos le ayudarían a De Yermo realizar el asalto del Palacio Virreinal años después.

En 1804, con las Reformas Borbónicas implementadas por la monarquía (de la dinastía real española de los Borbón) que se encontraba en crisis y que buscaba fortalecerse realizando cambios drásticos en su administración, se implementaron en el Virreinato de la Nueva España varias disposiciones, entre ellas el Decreto de Consolidación de Vales Reales, que consistían en hacerle préstamos forzosos al reino. Dichas medidas fueron muy perjudiciales para la sociedad novohispana y generaron un empobrecimiento generalizado, lo que llevó a que se realizaran una gran cantidad de protestas que fueron el antecedente del proceso de independencia. Una de las personas que salió más perjudicada con esas medidas fue precisamente Gabriel de Yermo, a quien en 1806 se le exigió el pago de 131 pesos, y de no hacerlo su hacienda de Temixco sería embargada. Don Gabriel se defendió y llegó a algunos acuerdos en los cuales se comprometía a pagar, pero estos pagos representaron una carga muy pesada, por lo que decidió impugnar en 1907.

Fue el 15 de julio de 1808 que se dio a conocer un plan autonomista, que entre sus propuestas estaba la de crear un gobierno provisional americano que estaría encabezado por el virrey José de Iturrigaray, quien gobernaría en nombre de Fernando VII, hasta que en España fuera reestablecido el orden.

Un grupo de comerciantes peninsulares radicados en la Nueva España planearon el golpe de Estado, junto con don Gabriel y el arzobispo de México. Buscaban salvaguardar los intereses de la monarquía y detener el movimiento autonomista. Una vez que se logra esto buscarían la eliminación de algunos impuestos y la suspensión del Decreto de Consolidación de Vales, cosa que sí se logró.

Fueron alrededor de quinientos golpistas que iban bien armados los que llegaron al Palacio Virreinal, forzaron la entrada e hicieron prisioneros al virrey y a su Cabildo y los llevaron a el edificio de la Santa Inquisición a fin de que la población creyera que habían sido depuestos por herejes. Iturrigaray sería encerrado e inmediatamente fue enviado a Cádiz, España, en donde fue juzgado por deslealtad. Pero no pudieron probar los cargos que le hacían, por lo que al poco tiempo fue puesto en libertad y moriría en 1815.

Por su parte, De Yermo sería considerado por los siguientes gobiernos como una amenaza potencial. Durante el movimiento de independencia don Gabriel creó un escuadrón montado de 500 elementos al que llamaron “los negros de Yermo” o “los lanceros”. Este cuerpo participó en batallas en contra de los insurgentes, como la del Monte de las Cruces y escoltaron convoyes militares durante el Sitio de Cuautla. Asimismo, patrullaron diferentes zonas de Cuernavaca y las haciendas de don Gabriel. Don Gabriel de Yermo murió por causa de pulmonía el 7 de septiembre de 1813.

 

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