En la primera parte les comentaba que he escuchado de otros cronistas e historiadores decir que el ferrocarril llegó antes a Cuautla que a Cuernavaca debido a que esa ciudad era más importante; sin embargo, el gobernador, coronel Carlos Pacheco mandó realizar en 1877 un estudio para determinar cuál era la mejor ruta para comunicar a la capital del estado con la capital del país. Dicho estudio determinó como punto inicial los terrenos del barrio de Amatitlán (frente a la iglesia) en Cuernavaca, pasaría por Yautepec, Cuautlixco y subiría a Amecameca, hasta llegar a San Lázaro en la Ciudad de México. La obra comenzó en 1880.
También les comenté que en abril de 1881 (tuve un error, pues señalé 1880) se anunció que para el mes de septiembre llegaría a Yautepec la primera locomotora, por lo que se construiría un puente sobre el río Cuautla. Pero esto sabemos que no se logró en esa fecha.
El 15 de junio de ese año, mientras continuaban las obras de construcción, el Congreso del Estado dio un voto de confianza al gobernador del estado Don Carlos Quaglia, por su esfuerzo y dedicación, y a los señores Manuel Cortina y Delfín Sánchez por el establecimiento del ferrocarril que uniría a la capital del estado con la ciudad de Cuautla.
Cabe señalar que el exgobernador Carlos Pacheco, desde la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria de México apoyó siempre este proyecto.
Finalmente, el 18 de junio de 1881 se realizó la solemne ceremonia de inauguración de la primera etapa que iba desde el entronque con el ferrocarril que va a Veracruz a Cuautla. Era de vía angosta, es decir, que el ancho entre riel y riel (se le llama troncha) era de aproximadamente 1,067 mm. La distancia total entre la estación de San Lázaro y la de Cuautla era de 137.542 km. En Cuautla se estableció como estación el área que fue el huerto del antiguo Convento de San Diego.
La segunda etapa sería de Cuautla a Cuernavaca, y la Tercera de Cuernavaca a la orilla del río Amacuzac, posteriormente habría otras etapas, pues se pretendía llegar al puerto de Acapulco, por lo que a partir de este momento se comenzó a llamar “Ferrocarril Interoceánico”, pues se pretendía conectar a este puerto con el de Veracruz.
A la gran inauguración asistió el presidente de la República Manuel González (presidente de 1880 a 1884), el gobernador de Morelos Carlos Quaglia, el secretario de Fomento Carlos Pacheco, Ignacio Manuel Altamirano (que en ese entonces era oficial mayor del Ministerio de Fomento), y otros altos funcionarios del gobierno federal que llegaron en el viaje inaugural. Venían acompañados por miembros de la prensa, guardias del ejército, algunos hacendados y otros acompañantes. Hubo gran algarabía, aclamaciones de júbilo, música, salvas y no faltaron los discursos y los brindis. El gran banquete se realizó en la antigua iglesia de San Diego.
Pese a este accidente que puso en duda la seguridad del sistema ferroviario, el proyecto tenía que continuar y se realizó una intensa revisión de las medidas de seguridad. Así que el 12 de julio el presidente Manuel González, aprobó el contrato que se había celebrado entre el secretario de Fomento, Carlos Pacheco y el concesionario y promotor Ferrocarrilero Manuel Payno (concesionario del ferrocarril a Veracruz) para la construcción de un ferrocarril que se denominó “Compañía del Caliente” que proyectaba un ramal del ferrocarril que terminaría en el pacífico.
Para el 8 de noviembre la vía del ferrocarril a Cuautla se encontraba totalmente reparada, por lo que los trenes comenzaron a correr con regularidad, estableciéndose los horarios para los trenes de pasajeros y de carga.
El 5 junio de 1882 el Congreso del Estado le dio autorización al gobernador Quaglia para que éste realizara las gestiones y arreglos necesarios para que en el plazo más corto posible quedara unida la capital del Estado con la Ciudad de México.
El segundo tramo, que llegaría a Cuernavaca no se terminó nunca, cambió de ruta. Pasaría por Yautepec, luego bajaría a Tlaquiltenango, Jojutla, Zacatepec, Puente de Ixtla y Amacuzac, llegaría hasta Balsas, Guerrero. En 1892 se le otorgaría a otra empresa una nueva concesión para construir el ferrocarril México - Cuernavaca, que sería de vía ancha (1,435 mm). Pero esa es otra historia.
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Cinco días después de esta inauguración ocurrió un trágico accidente, pues hubo un fuerte aguacero que reblandeció la tierra en donde estaba asentado el puente de Ezcotzin (cerca de Atlatlahucan). Al pasar por ahí el ferrocarril que regresaba a la ciudad de México cayó al río. El tren estaba impulsado por dos locomotoras, llevaba 7 plataformas descubiertas con dos compañías del 3er batallón, con mujeres y niños de la tropa y empleados de la empresa de ferrocarriles. Además, llevaban una carga con sesenta barriles de aguardiente que se incendiaron al caer. Se calcula que en esta tragedia murieron 144 personas, hubo 112 heridos y solo se salvaron 49 personas, por lo que hubo una gran consternación por esta catástrofe.
