En Cuernavaca existió un bosque milenario con una extensión de varias hectáreas. Se extinguió por el desarrollo de la urbanización de la capital morelense. Estaba ubicado en territorio del Barrio de Gualupita y se le conocía como El Rancho Colorado. Colindaba por el norte con el parque Melchor Ocampo y la cervecería Porfirio Díaz después Modelo (hoy terminal de los Pullman de Morelos). Por el oriente colindaba con la avenida del Parque que empezaba en la avenida Cuauhtémoc y desembocaba en la calzada Leandro Valle; la extinta avenida del Parque ahora es Plan de Ayala donde están los Pullman y otro tramo es la calle Guillermo Gándara. Del otro lado de la avenida del Parque se fundaron las colonias Patios de la Estación y El Vergel. Por el sureste El Rancho Colorado colindaba con el poblado de Amatitlán y por el poniente colindaba con el callejón peatonal de Los Sabinos, que empezaba en el puente de Amanalco y desembocaba en la calle Carlos Cuaglia; este callejón era la colindancia con la loma del Rancho Bassoco, donde construyeron el mercado ALM. En unas fotos aéreas tomadas en los años treinta sobre Cuernavaca, se aprecia claramente la mancha boscosa del Rancho Colorado, en cuya espesura existía una exuberante arboleda constituida por gigantescos y milenarios ahuehuetes y otras especies como amates prietos, blancos y amarillos, fresnos, guayabos, mangos, pomarrosa, cazahuates, guamúchiles, guajes, zompantles, arrayanes, jacarandas etc. Este bosque era un generador de oxigeno para la ciudad, y además era un santuario de diversas aves como la Primavera, la Calandria, la Urraca, el Gorrión, el Perico, la Tortolita, el Cuitlacoche y el Colibrí, cuyos trinos hacían una sinfonía pajarera. En los anocheceres los tecolotes cantaban posando en las altas enramadas. Este bosque era hábitat de tlacuaches, ardillas, cacomixtles, tortugas, víboras, ranas, lagartijas, cangrejos y peces de colores. En el interior de este bosque había un manantial de agua cristalina al pie de un ahuehuete, cuyo afluente formaba un remanso entre la maleza lacustre. Había enormes plantas de hoja elegante y matas de carrizales. A este bosque lo atravesaba un arroyo que en tiempo de lluvias se convertía en caudaloso río; dicho arroyo se originaba de los manantiales del parque Melchor Ocampo y del afluente que bajaba de los manantiales del Pilancón. Este afluente formaba la cascadita que se encontraba entre la barda de la cervecería y la propiedad de la familia Salinas, quienes eran dueños de una porción del Rancho Colorado; la entrada a su casa era por la avenida del Parque. El arroyo que atravesaba este bosque más adelante cruzaba el callejón de los Sabinos y el lado sur de la loma de Bassoco para desembocar en cascada en la barranca de Amanalco. Los primitivos pobladores canalizaron como apantle un remanente de este arroyo, el cual fue aprovechado primero en el siglo XVI por la hacienda de Amanalco y después en el siglo XIX por los vecinos de Amatitlán; dicho apantle continuaba hasta el poblado de Acapantzingo.
Lamentablemente, la construcción del mercado ALM en 1962, marcó el inicio de la extinción del bosque del Rancho Colorado, ya que para acceder a este centro comercial tuvieron que construir la avenida López Mateos, trazada del crucero del Vergel a la glorieta de Los Caballos, tramo en el que tuvieron que talar cuantiosos árboles. Sin embargo, el arroyo del Rancho Colorado actualmente sigue fluyendo pero como caño de aguas negras y atraviesa por debajo de dicha avenida; continua oculto por detrás de los locales comerciales de frutas, sigue por debajo de los andenes donde hacen parada los camiones de pasajeros y adelantito desemboca en la barranca de Amanalco. No obstante que en la década de los sesenta se inició la tala de árboles del Rancho Colorado, posterior y paulatinamente en la década de los setenta y ochenta se continuaron derribando árboles para construir inmuebles comerciales, estacionamientos, oficinas y casas particulares. Lo poco que queda de este bosque se localiza detrás de las edificaciones de la avenida López Mateos esquina Plan de Ayala, o puede observarse por la parte sur del parque Melchor Ocampo, desde la barda limítrofe. En 1986 el ayuntamiento de Cuernavaca autorizó la tala de varios ahuehuetes que se habían salvado años atrás. El derribo de estos sabinos se hizo para instalar un comercio para venta de productos de plástico conocido como El Globo Azul. Apenas hace un par de años, otros árboles fueron talados frente al mercado para instalar un estacionamiento donde quedó al descubierto lo tepetatoso del terreno, propiedad de la familia Leal.
De niño varias veces entré al bosque del Rancho Colorado; me metía por un pasadizo localizado en la parte sur del parque Melchor Ocampo. Recuerdo que el bosque era un lugar apacible, fresco y sombrío. Me gustaba cortar guayabas, arrayanes y pomarrosas para comerlas al momento, escuchando los trinos de las aves que me hacían disfrutar de los encantos sonoros de la madre naturaleza. Tomaba agua del manantial y me encantaba observar los peces de colores y los cangrejos, mientras las mariposas blancas y majestuosas volaban en mi entorno. Veía también el vuelo de las libélulas, oía el zumbido de los moyotes y los abejorros y admiraba a las abejas volando en armonia. Al atardecer en los meses de otoño admiraba los destellos de las luciérnagas apareciendo entre la floresta.
Ya adulto, en 1991, hice dos incursiones a lo que quedaba del bosque del Rancho Colorado y me dio tristeza ver lo sucio y contaminado que se encontraba; por todas partes se veía basura que dejaba la corriente del arroyo. Sin embargo, me agradó ver que todavía existía el manantial de agua cristalina, que lamentablemente más adelante se revolvía con el arroyo de aguas sucias. Actualmente lo que queda del extinto bosque del Rancho Colorado es propiedad de la empresa Pullman de Morelos y no sabemos qué destino le espera a esta pequeña área natural desprotegida. Ojalá se convirtiera en una ampliación del parque Melchor Ocampo. Esta crónica nos debe hacer reflexionar para concientizarnos en conservar las áreas naturales de Cuernavaca.
Detalle de fotografía aérea de 1930 en donde se puede observar el parque Melchor Ocampo y el Rancho Colorado. Al centro el Rancho Bassoco en donde actualmente se encuentra el mercado ALM.
Por Juan José Landa Ávila / jjlanda.cronica@gmail.com
