El rompimiento del Sitio de Cuautla, no solo dejó un saldo de 4,500 muertos, sino que muchos insurgentes que lograron salir del asedio iban enfermos
 Uno de ellos era el coronel Francisco Ayala, quien a pesar de la fiebre salvó su vida y continuó luchando contra los realistas durante 34 días, hasta que fue hecho prisionero por Gabriel Armijo en la hacienda de Temilpa y murió fusilado en Yautepec el 6 de junio de 1812
 
Cuando estalló la guerra de independencia, Francisco Ayala tenía 50 años de edad y residía en la hacienda de Mapachtlán, donde trabajaba como administrador
 Vivía con su esposa Justa Zapata, sus hijos mayores José Francisco y José Rafael y el menor José Mónico

 Poseía los medios suficientes para vivir bien

 Se había forjado una reputación de persona honorable, padre ejemplar, trabajador honesto y honrado, consejero de los humildes, apoyo moral y material de sus vecinos
 Además era un hombre de gran fortaleza, energía y valentía
 Destacado jinete, montaba finos caballos

 Gozaba de fama de hombre de bien y de sentimientos humanistas
 Por estas cualidades la gente lo apreciaba en la región
 
En la década de 1780 a 1790, los caminos del territorio de Amilpas eran inseguros
 Merodeaban los bandidos causando desmanes y asesinatos
 Asaltaban a los arrieros que transportaban sus mercancías, a caravanas que transportaban metales en oro y plata, a comerciantes que llevaban sus carretas cargadas de mercancías, etc
 Por estas circunstancias de inseguridad, en 1791 las autoridades virreinales propusieron nombrar Capitán del Tribunal de la Acordada a Francisco Ayala, quien cubría el perfil para ocupar este cargo por su excelente reputación
 Aceptó el nombramiento cuando contaba con 31 años de edad
 Su principal actividad consistía en vigilar los caminos y castigar a los bandidos que atrapaban
 Además de  procurar la seguridad de los caminos, tenía otro cargo inherente: el de Juez
 En el desempeño de esta función pública, se convirtió en autoridad del gobierno virreinal
 En su amplia labor de juez,  miliciano y justiciero, durante 20 años logró erradicar y limpiar los caminos de asaltantes y bandidos
 Con un equipo de fieles y leales compañeros realizaba sus actividades en la Acordada

Como consecuencia del inicio de la guerra de independencia, a principios de 1811 comenzaron a incursionar en territorio de Amilpas, fuerzas armadas insurgentes que preocuparon a los dueños de las haciendas de la región
 Por tal motivo, el gobierno virreinal le ordenó a Francisco Ayala que las combatiera
 Pero como el Capitán de la Acordada simpatizaba con el movimiento insurgente, en un principio tomó una posición neutral
 Esta actitud de neutralidad lo convirtió en sospechoso de apoyar a los insurgentes,  motivo por el cual las autoridades comenzaron a desconfiar de él
 Un suceso bélico decidió a las autoridades virreinales dictar orden de captura en contra de Francisco Ayala
 Resulta que cerca de Taxco fue derrotada una tropa insurgente comandada por Toledano, en cuyo cadáver el jefe realista vencedor Moreno, encontró unas cartas dirigidas a José María Morelos y Pavón, las cuales estaban firmadas por el jefe insurgente Ignacio Ayala, quien estaba comisionado en la plaza de Tecpan
 Moreno confundió el apellido de Ignacio con el de Francisco y aprovechó esta coincidencia para informar a sus jefes que las firmas eran del Capitán de la Acordada
 Las autoridades virreinales creyeron esta falsa versión y de inmediato ordenaron la captura de Francisco Ayala
 Así fue como el 16 de mayo de 1811, un contingente de soldados realistas se presentó en la casa de capitán para llevárselo preso, pero este opuso resistencia y se armó la balacera, en la que resultó muerta la esposa de Ayala, quien al ver agonizante a su mujer salió disparando contra sus enemigos y mató al primero que se encontró enfrente
 Al escuchar los disparos los vecinos acudieron a reforzar a Francisco
 Los atacantes al verse acosados emprendieron la huida, pero antes incendiaron la casa
 Al día siguiente, volvieron los realistas para intentar atrapar a Ayala, pero este ya había organizado un grupo armado de compañeros que lo apoyaban, entre ellos sus dos jóvenes hijos
 En esta segunda ocasión el enfrentamiento se dio en la casa parroquial de Anenecuilco, donde se fortificó Ayala y su gente
 Los realistas atacaron y los defensores respondieron con mejor puntería
 Se dio un fuerte combate entre ambos bandos, y gracias a que la mayoría de los atacantes eran paisanos de los sitiados, desertaron por la noche
 Al verse los realistas disminuidos decidieron retirarse, pero amenazaron volver con más soldados
 A consecuencia de este conflicto, Francisco Ayala decidió incorporarse al ejército de Morelos y acompañado de sus hijos y de un grupo de paisanos mapachtecos, emprendió el viaje de varios días rumbo a Huitzuco, donde su amigo Valerio Trujano lo pondría en contacto con Morelos
 Después de reponerse del cansancio y las heridas, en junio de 1811, Francisco Ayala y su gente fueron recibidos por Morelos en una entrevista que se dio en el cuartel insurgente de Chilapa
 Morelos y Ayala hablaron largo y tendido, y a partir de ese momento Francisco Ayala militó bajo las órdenes de Morelos, quien le otorgó el grado de coronel
 Seis meses después Ayala participó en el primer combate contra los realistas en el asalto y toma de Chiautla y dos semanas después participó en la batalla de Izúcar, donde Morelos lo dejó al cuidado de esta plaza como brazo derecho de Vicente Guerrero, mientras él  marchaba a Taxco
 La siguiente etapa de Ayala está relacionada con su destacada participación en el Sitio de Cuautla, pero este tema es para otro artículo

Francisco Ayala es un personaje legendario y heroico por sus hechos de valor
 Jefe insurgente de reconocidos méritos militares, fue ejemplo para las generaciones venideras, por tal motivo, en 1868 el gobierno del Estado de México decretó la creación del municipio de Villa de Ayala y en 1911 los guerrilleros morelenses eligieron el nombre de Plan de Ayala para denominar su proyecto revolucionario

Busto en bronce de Francisco Ayala en la plaza cívica de Villa de Ayala
 (foto: J.J.L.A. 2015)

 

Pintura al óleo de Francisco Ayala, aparece tosiendo por enfermedad de paludismo y a su espalda la hacienda de Temilpa, donde fue hecho prisionero
Por: Juan José Landa Ávila /  jjlanda.cronica@gmail.com

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