En abril de 2020 don Roberto Güemes Salazar publicó un interesantísimo libro sobre una faceta de la historia de Cuernavaca: “Reminiscencias de 90 años de servicio del Club Rotario de Cuernavaca”. Las fuentes de referencia que le sirvieron al autor fueron: Archivo de Alfonso Navarro Quintero, archivo del Club Rotario de Cuernavaca y archivo de Roberto Güemes Salazar, quien fue Rotario durante 52 años. El libro lo estructuró en este orden: Presentación, objetivo de Rotary, la Cuernavaca en 1928 cuando 25 cuernavacenses fundaron el Club, el extenso capítulo de los 90 años de servicio del Club a la comunidad de Cuernavaca, los recuerdos de don Roberto como miembro de Club, lista de los 90 presidentes del Club Rotario de Cuernavaca, historia del Centro de Rehabilitación Infantil de Cuernavaca, lista de 208 rotarios cuernavecenses, una tarde de lluvia con sabor provinciano, junta directiva del Club 2019-2020, breve semblanza de don Roberto y créditos de las 70 imágenes en blanco y negro que aparecen en el contenido, de personajes, de postales antiguas, de reuniones, sesiones y convivencias Rotarias, en varias de las cuales aparece don Roberto, una cuando visitó Chicago como representante del Club Rotario Cuernavaca. El libro consta de 144 páginas tamaño carta.

Gracias a esta semblanza escrita por Roberto Güemes Vázquez, conoceremos quién fue su padre: Don Roberto destacó por su bondad y el gran amor a su familia y a sus raíces; amó entrañablemente a Cuernavaca que le vio nacer un día como hoy pero de 1929. Fue hijo de don Juan Güemes Celis y doña Aurelia Salazar Jiménez, quien fue sobrina de Emiliano Zapata Salazar, de Amador Salazar y de Felipe Neri Jiménez. Don Roberto estudió la primaria en la escuela Evolución, propiedad de su tío el insigne profesor don Agustín Güemes Celis; posteriormente estudió en la Secundaria Revolución Social No. 5; estudió la carrera de contabilidad en la escuela Bancaria y Comercial en la ciudad de México, donde vivió una temporada en la colonia Guerrero; conoció ese México bravo y romántico, pendenciero y solidario, astuto y amigable tan característico en aquella época. Fue un joven deportista: jugó futbol, frontón y toreó vaquillas con su amigo Cruz Portugal, hasta que una de esas vaquillas le dio una revolcada que terminó con sus ansias de novillero. Fue un gran bohemio: con sus amigos Claudio del Valle e Indalecio Báez formaron un trío y cantaron muchas veces en la estación de radio XEJC. En algunas ocasiones cantaron bajo un árbol en las bancas del Jardín Morelos y de inmediato eran rodeados por las parejas que paseaban alrededor. Siendo muy joven entró a trabajar al Banco del Sur, posteriormente trabajó para la Cervecería Moctezuma, donde conoció a don Joaquín Landa, padre de nuestro querido cronista Juan José Landa Ávila. Después trabajó para la agencia de autos Dodge, Plymouth y Valiant. Además trabajó en el despacho de don Luis Vázquez Ríos y en la ferretería de Octavio Castro Amador. En 1954 casó con Rosa María Teresa Vázquez Ríos; tuvieron 4 hijos: Laura Elena, Roberto, Juan Carlos y Francisco Javier. Don Roberto tuvo un negocio vidriero por más de 30 años en  la  calle Matamoros; se llamó “Vidrios RG” y enseñó a sus hijos este noble oficio. Su vida transcurrió en Cuernavaca, con sus primos disfrutó su infancia y juventud, con su familia disfrutó la responsabilidad de ser padre, esposo, cantador, comerciante e integrante del Club Rotario. Disfrutó siempre la música; de voz dulce, educada y potente cantó y tocó la guitarra en interminables bohemias sin beber nunca una sola copa. La lectura y la escritura fueron sus dos pasiones que nunca abandonó, a sus 80 años escribió apasionadamente en su computadora; tomó clases de computación. Su familia y el Club Rotario fueron su prioridad. Dedicó sus esfuerzos y amores tanto a Tere, su esposa a quien veneró con el más puro amor, a sus hijos a quienes formó y siempre apoyó, a sus 6 nietas (Laura, Patricia, Karla, Paulina, Mariam y Ale) y un nieto (Beto), quienes eran su orgullo y de quienes tuvo la satisfacción de verles profesionistas, con sendos títulos profesionales. El Rotarismo lo llevaba en la sangre, le venía por herencia, se dedicó a ayudar a su comunidad, fue cofundador del Centro de Rehabilitación Infantil, entre otras obras no menos importantes. Si bien su padre no fue Rotario, él le enseñó que ayudar a los demás es una de las obligaciones de las personas bien nacidas. Don Roberto siempre ayudó a quien lo necesitara, ayudó a su comunidad a través de su Club o por motu proprio. Fue director del Boletín Rotario de Cuernavaca, publicación que hacía llegar a todos los socios de su Club, a amigos no Rotarios y a socios de otros clubes; con la llegada del internet lo envió a socios de varios países. Por su dedicación en la edición del boletín su compañera rotaria Raquel Limón, le puso el mote de “El Escribidor”. En un párrafo de su libro cita: “No soy historiador ni escritor, simplemente soy socio del mejor Club Rotario del mundo y me tomé la libertad de recopilar los pocos datos que tuve a mi alcance y los plasmé en este libro que carece de calidad literaria pero que está pletórico de alegría y amor por mi Club Rotario de Cuernavaca”.

El jueves 15 de octubre de 2020 falleció don Roberto a los 91 años de edad. Se fue en calma, en paz, con la satisfacción de haber vivido plenamente, de haber vivido para servir y de haber dejado un legado que enorgullece a su familia, se fue el día del cumpleaños de su amada esposa Tere, a quien le regaló un perfume de despedida, a la mujer que ese día cumplía 86 años y que durante 66 años fue su esposa y el gran amor de su vida. El escudo heráldico de los Güemes dice: “Una buena muerte honra toda una vida”. Don Roberto honró su vida, dejó un dolor inmenso con su partida, pero se fue como dijera Amado Nervo: “Vida nada me debes, vida estamos en paz”.  

Le reconozco a don Roberto que tuvo vocación de cronista. Les recomiendo la lectura de su libro, su hijo Beto todavía tiene algunos ejemplares que pueden adquirir.  

Don Roberto Güemes, sentado. De pie, de izquierda a derecha: Doña Tere, Juan José Landa y Beto Güemes.

Libro: Reminiscencias de 90 años de servicio. Club Rotario de Cuernavaca, A.C., escrito por Roberto Güemes Salazar “El escribidor”.

Por : Juan José Landa Ávila /  opinion@diariodemorelos.com

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