A lo largo de la historia de Morelos, nuestra aún joven entidad se ha nutrido de mentes brillantes en todos los campos, gente que ha venido de distintas latitudes a enriquecer la vida cotidiana de la antigua Tamoanchan. La relación es muy extensa y ampliamente conocida, no se ciñe únicamente a quienes hacen de Morelos su segunda tierra sino incluso de viajeros distinguidos, no en vano historiadores como José Iturriaga han explorado y abundado la nada despreciable legión de visitantes a Morelos desde tiempos inmemoriales.
Sin embargo, un sector poco estudiado y difundido es el que atañe a los militares, hombres que mucho han contribuido a nuestra sociedad, que no siempre son reconocidos, fieles a la naturaleza de la vida castrense no suelen arraigarse en un terreno hasta que causan alta en la honrosa situación de retiro, sin embargo, ello no significa que no abonen en su breve paso a robustecer las raíces morelenses y por ende hacer historia en nuestra tierra.
Los vínculos comienzan a finales del siglo XIX, con el General de Brigada Pedro Sáinz de Baranda, primer gobernador del estado con el carácter de provisional e hijo del destacado marino de guerra, el Capitán de Fragata Pedro Sáinz de Baranda, quien consumó la independencia nacional el 23 de noviembre de 1825 al tomar San Juan de Ulúa. Lo sucedió como primer gobernador constitucional, el General Francisco Leyva Arciniegas nacido en Jilotepec, Estado de México, y quien se peleó destacadamente en la Guerra de los Tres Años y las luchas contra la Intervención y el efímero Segundo Imperio. Ya entrada la Revolución Mexicana, fue notable el paso del genial Felipe Ángeles, quien fue jefe de operaciones militares en Morelos, es recordado no solo por su capacidad militar y prendas de soldado sino por su faceta social y humana que pudo haber logrado un entendimiento con los Zapatistas, para la historia queda la descripción que hizo de él la señora King en su afamada “Tempest over Mexico”.
Vuelto el orden constitucional tras las cruentas jornadas revolucionarias, se valora la prudencia de las autoridades militares cuando en 1934, por orden de Tomás Garrido Canabal, sus Camisas Rojas decapitaron a la Guadalupana del Chapitel del Calvario en Cuernavaca y la arrastraron a cabeza de silla. En un hecho similar se dieron las duras protestas de febrero de 1957, cuando fue asesinado por policías de tránsito Jorge Garrigós, lo cual detonó la protesta ciudadana más genuina en la historia de Cuernavaca, la sangre no llegó al río gracias a la prudencia y temple del comandante de zona, el General Julio Pardiñas Blancas.
En la segunda mitad del siglo pasado pasaron por la zona militar de Morelos, soldados como el General Enrique Vega que fue comandante de zona y jóvenes oficiales como el en ese entonces capitán de infantería Antonio Riviello Bazán, quien fue instructor del Servicio Militar Nacional y hacía marchar a sus conscriptos del cuartel general en Buenavista hasta Tepoztlán, uniformados y armados con viejos mausers, los “mosquetones”. Previo a entrar al pueblo les ordenaba ajustar sus fornituras y entrar marchando marcialmente pues como soldados mexicanos debían dar la mejor impresión. El capitán Riviello llegó a General de División y fue secretario de la Defensa Nacional entre 1988 y 1994.
Ya en la recta final del siglo XX, Morelos gozó de paz social gracias a comandantes de zona como el General Luis Alamillo Flores, fundador de la Escuela Superior de Guerra y una de las glorias de nuestro ejército, lo sucedió el General Francisco Andrade quien fue después director general de infantería, en la época de Antonio Riva Palacio un destacado comandante de Zona fue el General Víctor Lara Perea.
Entrado el turbulento siglo XXI Morelos tuvo un magnífico comandante de zona, el General de División Leopoldo Díaz Pérez, muy querido en amplios sectores de la sociedad, vivió momentos duros que supo sacar adelante con temple aún con el riesgo de sortear difíciles situaciones personales que no cualquiera hubiera remontado. Poco antes estuvo comisionado en Morelos el General Brigadier David Moreno Cruz, conocido por su pericia en el don de mando, pero también por su amplia cultura y como catedrático del Heroico Colegio Militar. Entre los jóvenes, el 108 Batallón de Infantería en “Lagartos” Jojutla, fue mandado por el capaz coronel Cristian León Borja, quien ahora es general y cumple comisiones en el extranjero. Recientemente también dejó la comandancia de zona, el General Agustín Vallejo Silva, Dragón de cepa y proveniente de una distinguida familia de militares.
Para cerrar con broche de oro, se encuentran los retirados, Morelos es una magnifica opción de retiro, por las bondades de la naturaleza y la cercanía con la Ciudad de México que les permite poder desplazarse a la Secretaría de la Defensa o a los tradicionales desayunos o comidas que sostienen con sus “antigüedades” es decir, con sus compañeros de armas y generación en el Heroico Colegio Militar. Por ende, es muy nutrida la comunidad de militares en dicha situación viviendo aquí. Quiero, sin embargo, hacer referencia a dos de ellos, magníficos soldados, de enorme capacidad, pero también de una calidad humana a la altura de sus largas trayectorias: los Generales de División Tomás Ángeles Dauahare y Silvestre Jorge Vázquez Benítez.
El General Silvestre Vázquez tuvo una impecable carrera castrense, encarna la prudencia y el temple que décadas de servicio imprimen a quienes logran llegar a ser generales. Es a su vez un apasionado de la historia de México y de la lectura, no en vano fue director general de Archivo e Historia de la SEDENA.
El General Tomás Ángeles Dauahare, muy querido en Cuernavaca, es un hombre de larga trayectoria, que lo llevó a ser entre muchas comisiones Subsecretario de la Defensa Nacional, su discreción y sencillez no pueden ocultar que es experto en muchas cosas, entre ellas la historia de México, conoce sus pasajes y anécdotas como pocos, también tuvo que enfrentarse a una dura prueba, la de ser injustamente acusado por un irascible y deshonesto Felipe Calderón.
El General Dauahare salió con entereza de la infamia y ahora es reconocido y valorado por propios y extraños. Es imposible mencionar a todos los militares que tanto han abonado a Morelos, sin embargo, considero que los aquí mencionados, al final hablan por todos y dan cuenta del transcendental aporte del Ejército Mexicano en todas sus épocas al Estado de Morelos.
General de División Tomás Ángeles Dauahare.
General de División Luis Alamillo Flores.
Por: Roberto Abe Camil / opinion@diariodemorelos.com
