José María Morelos y Pavón, fue el único caudillo insurgente que fue retratado en vida, por un autor anónimo a finales de 1912.

Mañana 30 de septiembre se cumplen 254 años del natalicio de José María Morelos y Pavón y en Cuautla lo conmemoran apoteóticamente. Sin embargo, pocos morelenses conocen la vida y obra de Morelos a pesar de ser considerado por los historiadores uno de los héroes más ilustres de México. Por ejemplo, en el siglo XIX, Lucas Alamán lo consideraba el más notable de los caudillos de la guerra de independencia, y en el siglo XXI. Patricia Galeana lo considera el caudillo que llevó al movimiento insurgente a su etapa de mayor esplendor. Morelos, al igual que Benito Juárez, Venustiano Carranza y Lázaro Cárdenas, tuvo una visión de estadista, por tal motivo el presidente Andrés Manuel López Obrador lo incluyó en el emblema institucional de su sexenio. Y como un reconocimiento a su legado, a partir del pasado 2 de septiembre comenzó a circular en todo el país el billete de 200 pesos con el rostro de Morelos, quien tuvo la virtud de poseer cuatro vocaciones: Comerciante, sacerdote, militar y político. Su fama llegó a Europa en boca de los diputados mexicanos que asistieron a la promulgación de la Constitución de Cádiz y existe la versión de que sus hazañas llegaron a oídos de Napoleón Bonaparte, quien dijo que con cuatro Morelos conquistaba el mundo. En 1828 se le cambió a la ciudad de Valladolid el nombre por el de Morelia en honor a Morelos. El presidente Benito Juárez por decreto fundó el Estado de Morelos. El presidente Porfirio Díaz incluyó a Morelos en el monumento al Ángel de la Independencia. Es el único caudillo insurgente que fue retratado en vida y su retrato se conserva en el museo del Castillo de Chapultepec.
Haciendo un balance de la polifacética personalidad de Morelos, se le reconoce con los siguientes apelativos: “ARRIERO DE LA TIERRA CALIENTE” porque durante 10 años trabajó en la arriería, oficio en el que puso en práctica su vocación de comerciante, dedicación que aprendió en la hacienda de Apatzingán. En su recua de mulas transportaba mercancías recorriendo la ruta Valladolid-Zihuatanejo-Acapulco-Ciudad de México. Se le conoce como “CURA DE CARÁCUARO” porque al titularse de sacerdote, el obispado de Michoacán lo designó cura del curato de Carácuaro, donde trabajó 11 años. Se le conoce como “SUCESOR DE HIDALGO” porque Miguel Hidalgo lo comisionó para insurreccionar el territorio del sur incluyendo la toma de Acapulco. Se le conoce como “APÓSTOL DEL GUADALUPANISMO” porque la Virgen de Guadalupe era su santa patrona a la que se encomendaba en todas sus acciones y promovió su devoción durante sus cuatro campañas militares. Se le conoce como “JINETE DE LA INMENSIDAD” porque comandó sus fuerzas armadas cabalgando a través de miles de kilómetros; recorriendo costas, montañas, bosques, valles, barrancas, ríos y parte de la cordillera volcánica. Se le conoce como “RAYO DEL SUR” por la rapidez, agilidad y destreza en el desplazamiento de sus tropas. Se le conoce como el “GENIO DE LA GUERRA” porque sin tener carrera militar se convirtió en un gran estratega y tuvo el acierto de organizar un ejército selecto, valeroso y disciplinado integrado por gente de diversos estratos sociales; se rodeó de líderes con mando de tropas aguerridas y derrotó a los ejércitos realistas más destacados del sur, lo que le permitió apoderarse de armamento y posesionarse de plazas importantes.  Se le conoce como “HÉROE DE CUAUTLA” porque resistió en esta villa 74 días de asedio impuesto por el ejército realista, considerado el más poderoso de la Nueva España. En Cuautla perdió la batalla pero ganó la fama y la gloria porque logró escapar de este sitio considerado la epopeya de la guerra de independencia; tuvo la fortuna que después de romper el sitio reorganizó su ejército y continuó con la lucha por la independencia. Se le conoce como “CONQUISTADOR DE OAXACA Y ACAPULCO” porque en un asalto tomó la ciudad de Oaxaca comandando un ejército de 12 mil insurgentes y con  orgullo decía que la provincia de Oaxaca valía lo de todo un reino y él lo había conquistado. Acapulco lo tomó después de un sitio de cinco meses forzando a los realistas sitiados a rendirse; de esta forma cumplió con el mandato de Hidalgo. Se le conoce como “FUNDADOR DE LA NACIÓN MEXICANA” porque cuando estaba en la cúspide de su carrera militar acosado por el ejército español, organizó el Congreso Insurgente, donde se acordó crear una nación independiente, desafiando el dominio del gobierno español. En este congreso se declaró la independencia de México y la abolición de la esclavitud. Se le conoce como “GENERALÍSIMO” porque los congresistas de Chilpancingo: diputados, intelectuales, militares, curas y pueblo, lo eligieron por unanimidad Generalísimo de los Ejércitos Insurgentes. Se le conoce como “PRIMER PRESIDENTE DE LOS MEXICANOS” porque el congreso además lo eligió depositario del Poder Ejecutivo de la Naciente Nación. Se le conoce como “SIERVO DE LA NACIÓN” porque el congreso le otorgó el título de Alteza, el cual rechazó y prefirió se le reconociera como Siervo de la Nación. Se le conoce como “GENIO DE LA POLÍTICA” por sus dotes de mando, su mente brillante, su visión de futuro, su humildad y su energía para dirigir contingentes. Aprovechó la crisis del reino español para luchar por la independencia de Anáhuac. Él fue quien le dio sustento jurídico al movimiento insurgente. Cuando emitió la convocatoria para participar en el congreso, la mayoría de los líderes insurgentes de las distintas regiones del país acudieron a su llamado para apoyarlo y estuvieron presentes en Chilpancingo el 13 de septiembre de 1812, fecha de la inauguración. Morelos formuló los 59 reglamentos para organizar el desarrollo del congreso. En el primer día de sesiones pronunció el discurso inaugural. En el segundo día promulgó los 23 preceptos conocidos como Sentimientos de la Nación, donde propone un gobierno republicano para transformar al país. Morelos tuvo la fortuna de unificar los criterios de los jefes insurgentes para crear la estructura de la nueva nación y declaró que el pueblo representaba la soberanía de la patria. Morelos fue el eje rector del congreso insurgente, que un año después promulgaría la primera constitución mexicana. La república fundada por los insurgentes en sus dominios, entraría en función a nivel nacional cuando  terminara la guerra contra los españoles. Desafortunadamente Morelos ya no vio la consumación de la independencia. Sin embargo, sus compañeros de lucha continuaron con su legado.

Por: Juan José Landa Ávila / local@diariodemorelos.com

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