La propuesta de adoptar una semana laboral de cuatro días ha ganado terreno como una medida para mejorar la calidad de vida de los trabajadores sin sacrificar productividad. El modelo plantea trabajar cuatro días a la semana manteniendo el mismo salario y concentrando las horas laborales en jornadas más intensas o reduciendo el total, dependiendo del acuerdo con el empleador.
Empresas en países como Reino Unido, Nueva Zelanda y Japón han implementado pilotos con resultados prometedores: Microsoft Japón reportó un aumento del 40 % en productividad tras adoptar este esquema, mientras una firma en Reino Unido mantuvo el modelo tras cinco años de pruebas exitosas. Estudios recientes señalan que menos días laborales reducen el estrés, incrementan la satisfacción y mejoran el equilibrio entre vida personal y laboral.
Ventajas destacadas
    1.    Productividad elevada: muchos trabajadores rinden más en menos tiempo.
    2.    Bienestar integral: menos agotamiento y mejor salud mental.
    3.    Conciliación familiar: más tiempo libre para actividades personales y familiares.
    4.    Reducción de costos: ahorro operativo para las empresas y menor huella energética.
¿Qué sucede en México?
Actualmente, el estándar legal de México permite hasta 48 horas semanales, equivalentes a ocho horas diarias durante seis días, aunque alrededor del 25 % de la población laboral trabaja más horas que este límite. El gobierno federal anunció un plan gradual para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales antes de 2030. Para lograrlo, en junio y julio de 2025 se llevaron a cabo foros con trabajadores, empresarios y académicos en diversas regiones del país.
El secretario del Trabajo, Marath Bolaños, destacó que aproximadamente el 48 % del empleo formal podrá beneficiarse de esta medida, siempre que se implementen con diálogo social y preservando la formalidad laboral. Sin embargo, COPARMEX y diversos sectores empresariales alertan sobre los riesgos de reducción sin estudio previo: señalan posibles impactos en la informalidad, la productividad y la estabilidad del empleo.
En México, más del 55 % del empleo formal es informal, sin seguridad social ni prestaciones, lo que hace difícil garantizar cambios uniformes para toda la población trabajadora.
La percepción pública apoya el cambio: una encuesta de WeWork México y PageGroup reportó que el 89 % de los mexicanos respalda la adopción de una semana laboral de cuatro días, considerando que podría impulsar productividad y bienestar.
Balance entre ideal y realidad
Mientras países de la OCDE ya operan con la semana de 40 horas, México aún debate el cuándo y cómo hacerlo posible. Persisten dudas sobre si este cambio llegará también al amplio sector informal, y cómo afectará a micro, pequeñas y medianas empresas. También se debate cómo integrar beneficios sociales —aguinaldo, vacaciones, doble pago de horas extras— en un nuevo esquema laboral.

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