En el budismo, ser una mejor persona no es algo que se deja para después o para otra vida. Es una posibilidad real, que se puede trabajar todos los días. A diferencia de otras religiones que prometen una recompensa después de la muerte, esta filosofía de origen indio nos invita a vivir con conciencia en el presente, cuidando lo que pensamos, sentimos y hacemos.

La idea clave detrás de esto es que todo en el universo está conectado. Así como un árbol necesita tierra, agua y sol para vivir, las personas también dependemos unas de otras. Lo que hacemos, incluso lo más pequeño, puede impactar a los demás. Por eso, el budismo propone vivir con responsabilidad, buscando el bienestar propio y también el de quienes nos rodean.

Para lograrlo, uno de los caminos más importantes es el llamado Noble Camino Óctuple. Es una especie de guía práctica que busca alejarnos del sufrimiento y ayudarnos a vivir con más equilibrio. Estos son los ocho pasos que lo componen:

Rectas palabras
Hablar con honestidad, respeto y amabilidad. Evitar las mentiras, las críticas destructivas o el lenguaje que puede herir. La idea es comunicarnos con claridad, pero sin lastimar a nadie.

Rectas acciones
Hacer lo correcto. Actuar de forma coherente con nuestros valores y evitar todo aquello que cause daño, como robar o maltratar a otros seres vivos.

Rectos medios de vida
Buscar un trabajo o profesión que no perjudique a otros. El budismo sugiere alejarse de oficios relacionados con la violencia, las drogas, la explotación o cualquier actividad que cause sufrimiento.

Recto esfuerzo
Esforzarse por mejorar. No se trata de ser perfectos, sino de trabajar con constancia para mantener una mente clara, dejar de lado pensamientos negativos y cultivar actitudes que nos ayuden a crecer.

Recta atención
Estar presentes. Prestar atención a lo que sentimos, pensamos y hacemos, sin dejarnos llevar por el pasado o la ansiedad del futuro. Es el corazón de muchas prácticas de meditación budista.

Recta concentración
Enfocarse en lo importante. No desperdiciar energía en deseos imposibles o cosas fuera de nuestro control. Concentrarse en lo que sí podemos cambiar y en lo que realmente tiene valor.

Recto pensamiento
Cuidar lo que pensamos. Evitar pensamientos guiados por la ira, el apego o la ignorancia, y tratar de pensar de manera compasiva, clara y constructiva.

Recta comprensión
Entender lo que enseñó Buda y aplicarlo en la vida diaria. No basta con saberlo, hay que vivirlo. Comprender, aquí, es también transformar nuestra forma de estar en el mundo.

Convertirse en una mejor persona, según el budismo, no es seguir un camino rígido ni ser alguien perfecto. Se trata más bien de avanzar con conciencia, paciencia y responsabilidad. Es un trabajo de todos los días, que empieza dentro de uno mismo, pero que también mejora todo lo que nos rodea.

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