El diputado Luis Eduardo Pedrero González, del Partido Verde Ecologista, presentó una iniciativa de reforma al Código Penal del estado de Morelos con el objetivo de establecer sanciones proporcionales a la gravedad de los actos de maltrato animal.
La propuesta busca fortalecer el marco legal estatal, alineándolo con las disposiciones federales y respondiendo al creciente rechazo social hacia la crueldad animal, la cual, según el legislador, puede tener un impacto negativo en el desarrollo infantil.
En la pasada sesión, Pedrero González argumentó que la evidencia científica vincula estrechamente la violencia contra los animales con la violencia interpersonal en la edad adulta, convirtiendo el maltrato animal en un problema de seguridad pública y salud mental. Para romper este ciclo, el diputado enfatizó la necesidad de medidas legislativas efectivas que sancionen estas conductas y de programas educativos que fomenten el respeto y la empatía hacia los seres vivos.
La iniciativa consiste en adicionar un tercer párrafo al artículo 327 del Código Penal estatal. Pedrero González, quien también preside la Comisión de Medio Ambiente,
Recursos Naturales y Agua, señaló que Morelos se ha quedado rezagado en la protección animal, evidenciado por la falta de sanciones adecuadas contra prácticas crueles como las peleas de perros. Esta situación, afirmó, incumple el mandato constitucional de garantizar el bienestar y la seguridad de los animales en el territorio morelense.
El diputado destacó que su propuesta busca desincentivar la organización de peleas de perros y otras formas de violencia animal en la entidad. Subrayó la importancia de esta medida al considerar investigaciones que demuestran que los niños expuestos a actos de crueldad animal tienen una mayor probabilidad de desarrollar conductas agresivas en el futuro.
En este contexto, Pedrero González advirtió que las peleas de perros y otros actos de maltrato no son solo un problema de bienestar animal, sino que también impactan negativamente a los menores que presencian estas situaciones en sus comunidades. Esta exposición a la violencia puede trasladarse a entornos escolares y sociales, perpetuando un ciclo de violencia dentro del tejido social.