A las personas que no les gusta el futbol, suelen denostarlo diciendo que es un juego de panaderos. Realmente creo que a los que ofenden es a los esforzados hombres y mujeres que laboran fabricando esas delicias del horno que, desde niños, llevamos a la mesa con gozo sinigual.

Sin embargo, parece que los grandes jugadores a través de la historia y prácticamente en todas las latitudes, parecen no enterarse de que sus conductas y actitudes rebasan el perímetro de juego para convertirse en algo digno de imitación. Por ello, ser estrella del balompié, implica una responsabilidad social.

Desgraciadamente, contrario a lo que sucede en otras disciplinas, los entrenadores desde la primera infancia se abstienen de inculcar principios y valores, enseñando el truco, la trampa y la chapuza como medios para ganar, además, a costa de lo que sea.

Voy a poner algunos ejemplos: Durante la ceremonia de los himnos nacionales, en la Gran Final del Mundial Italia 90, el público silbó mientras se ejecutaba el argentino, quizá dolidos por la eliminación de la “Squadra Azzurra” a manos de los pamperos.

Al sentir cerca las cámaras de televisión, el capitán Diego Armando Maradona, exagerando el gesto, se cansó de gritar: “Hijos de p…”. En ese mismo Mundial, se enfrentaron Alemania y Holanda en lo que se antojaba una Final adelantada.

El juez argentino Juan Carlos Loustau, extraordinario por cierto, expulsó al alemán Rudi Völler y al holandés Frank Rijkaard por agredirse mutuamente.

Al saberse expulsado y en plena toma cerrada, el elemento de la “naranja mecánica” escupió en el rostro a su adversario. Uno de los mejores jugadores mexicanos de la historia, hoy en funciones políticas, al anotar un gol se acercó a la portería e imitó a un perro haciendo sus necesidades.

No hace falta contar que a partir de ahí, no cayó un solo gol en una cancha llanera donde el autor, chico o grande, festejara de igual manera. En el colmo de lo increíble, un árbitro de primera división le metió un rodillazo a un jugador en pleno partido y sigue en funciones.

En el escándalo del momento, el impresentable presidente de la Federación de España, besó en la boca, en un alarde de machismo y prepotencia a la jugadora Jenni Hermoso durante la premiación del Mundial Femenil y también sigue en el cargo.

Esta semana, en el juego entre Querétaro y Atlas, el defensa de los “Gallos”, Omar Mendoza, fue expulsado por “picarle la cola” a un contrario, situación que al ser captada por el VAR, fue comunicada al juez central, quién lo echó de la cancha por corriente. Igualmente es raro el partido, sobre todo en la LigaMx en que no abunden las provocaciones, los conatos de bronca, las agresiones y la falta de respeto a la autoridad.

Particularmente no me molesta que se nos llame “panboleros”. Lo que me indigna es que en las canchas siga habiendo personas que son capaces de cometer, sin pudor alguno…una bajeza. 

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