Una de las películas más divertidas que vi en mi infancia, fue una en blanco y negro estelarizada por el inmortal Mario Moreno “Cantinflas”.

“El gendarme desconocido” fue filmada en 1941, bajo la dirección de Miguel M. Delgado y al gran mimo lo acompañaron las actrices Mapy Cortés, Gloria Marín y un jocoso “chino” Herrera.

La trama cuenta los enredos de un desarrapado policía de a pie, cuyos monólogos matan de risa al más serio espectador.

El polizonte, cada vez que se topa con un superior, hace un ridículo saludo con la palma de la mano a la altura de la sien y dice, con un hilo de voz: “órdenes, jefe”.

Me imagino al árbitro del encuentro entre América y Pumas, contestando el teléfono, cuando del otro lado de la línea puede estar un misterioso personaje que, en voz baja y grave, le diga lo que hay que marcar para favorecer, como dice la leyenda, a las Águilas del América y el silbante conteste: “órdenes, jefe”.

Ya hablando en serio, qué mal se vio Antonio Mohamed cuando, en la conferencia de prensa posterior al partido, tras decir que no hablaría sobre el arbitraje, terminó afirmando que el juez en turno había venido para recibir órdenes.

El señor Víctor Manuel Cáceres es un juez competente, quien a base de esfuerzo se está consolidando en la LigaMx al grado de ya ostentar un gafete de FIFA.

Durante el juego visitó dos veces la pantalla a sugerencia del VAR. En una, invalidó un gol a los azulcrema, en una acción que bien pudo marcarles un penal a favor. En la otra, rectificó la decisión de dejar seguir el juego para sancionar la pena máxima contra Pumas.

Cabe también decir que los universitarios no realizaron un tiro a puerta ni pusieron en riesgo el arco defendido por Luís Malagón.

Se ha vuelto una especie de mantra el repetir que al América le ayudan los árbitros. Esto azuzado por algunos comentaristas que han hecho del descrédito al futbol, su modus vivendi.

Si así fuera, sería el perenne campeón y no es así.

Considero que la Comisión Disciplinaria, cuya credibilidad anda bajona, tendría que abrir una investigación e interrogar al “turco” para saber a qué o a quién se refiere como los que emiten esas supuestas órdenes a los silbantes.

Siempre he pensado que el día que se logre convencer al público que el balompié mexicano está arreglado o amañado, van a matar a la gallina de los huevos de oro.

Escapa a mi entendimiento que alguien que ha vivido del futbol, en cancha o con un micrófono, atente contra su credibilidad, sin aportar más prueba que sus viscerales opiniones.

El arbitraje debe mejorar, sobre todo en la constancia con que se visita la pantalla ha llamado del VAR.

Se ha perdido la brújula. La herramienta está para auxiliar al juez sólo cuando comete un error claro y obvio.

Ojalá los patrones de Mohamed le avisen que su misión es hacer ganar a Pumas y él conteste: “órdenes, jefe”.

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