Cuando era chavo, saber que mis padres iban a asistir a una función de teatro, implicaba todo un caos familiar.

La bronca empezaba desde la adquisición del boletaje. Los jóvenes, si es que leen esta colaboración, no podrían entender que había que apersonarse en el foro, hacer una cola inmensa, pagar en efectivo y, por nada del mundo, perder el ticket de entrada.

Hoy, afortunadamente, el internet lo facilita todo.

Después, el tema de la puntualidad. Mi padre ponía una hora y mi madre la ignoraba. Ese “pequeño desencuentro”, era causal de divorcio.

Cuando el viejo llegaba por ella y no estaba lista, ardía Troya. Además, no había forma de citarse en el local del evento dado que, las familias de clase media, como la nuestra, solo tenían un automóvil.

Luego venía el problema de escoger el atuendo. Mi jefe ya iba de traje y corbata por su chamba, pero Doña Güera, debería escoger un vestido, de entre “un closet lleno de nada que ponerse”, que le quedara al tiro y no le hubieran visto sus amigas.

Otro litigio radicaba en quién se iba a quedar al cuidado de la prole. Obvio, cuatro demonios no se podían quedar solos.

Finalmente, cuando partían, mi abuela, mi tía o la “muchacha”, como se le decía de cariño a la “alegría de la casa”, junto a nosotros, despedíamos a la pareja con pañuelos blancos, como si fueran a la guerra.

En alguna ocasión, fueron invitados a las cien representaciones de una obra.

¡Bueno!, haga usted de cuenta que iban a ir a la investidura del nuevo Papa.

Se convirtió en un festival, potenciando al mil, todo lo que le he narrado.

Esta historia tiene que ver, con que en la Liguilla del torneo Clausura 2025, se medirán, por enésima vez en este año, los cuadros de América y Cruz Azul.

En lo que va del año, entre Liga y Concachampions, será su cuarto enfrentamiento en muy poco tiempo.

A los celestes les pesa el amarillo, pero el envión anímico de haberlos dejado fuera de un torneo que tenían que ganar, por órdenes expresas de su patrón, debe colaborar.

Los azulcrema están defendiendo no solo la corona, sino buscando la posibilidad de hacer historia consiguiendo el “tetra”.

Por su parte, la Máquina Celeste intentará dejar atrás el mote del “ya merito”, para llenar de gusto a su afición.

Otro contraste se dará en la estrategia. André Jardine ha demostrado ser un viejo lobo de mar, con variantes y mucho coco.

Vicente Sánchez, tomó el timón de emergencia y aunque ha hecho un gran trabajo, está verde en estas instancias.

La Comisión de Árbitros tiene un tremendo paquete entre sus manos. La misión fundamental es que los jueces no influyan ni determinen el resultado.

Lo que está en juego no es un asunto menor. Se trata, ni más ni menos, que de la credibilidad del futbol mexicano.

Esperemos que no defrauden, sean juegos intensos, leales, bien jugados y que estén a la altura de estas…cien representaciones.

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