Soy un orgulloso egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Cursé primaria, secundaria y preparatoria con los padres salesianos, en el Instituto Don Bosco, ubicado allá por Iztapalapa, en el antiguo Distrito Federal.

Me inscribí para hacer el temido examen de admisión, buscando quedar inscrito en la Facultad de Derecho, en el Campus de Ciudad Universitaria.

Aprobé y en enero de 1976, ingresé no solo en las aulas; me sumergí, de la mano de estupendos juristas, mujeres y hombres generosos y sabios, en el mundo del Derecho y ellos me inculcaron el concepto de Justicia, que no debe ser una dádiva del poderoso sino una conquista para el débil, sobre todo, los más desposeídos. Esa es la misión del Abogado.

En las dedicatorias de mi Tesis para optar por el título de Licenciado en Derecho, escribí lo siguiente: “A mi querida, criticada y vilipendiada Universidad, deseando que con la llama eterna de su universalidad, siga iluminando el camino del conocimiento”.

La llamada “Máxima Casa de Estudios” tendrá que elegir a un nuevo Rector en noviembre. El Doctor Enrique Graue dejará, tras una gestión eficiente y discreta, el cargo que han ejercido mexicanos de excepción como José Vasconcelos, Antonio Caso, Manuel Gómez Morín, Javier Barros Sierra, Gustavo Baz Prada, abuelo de Miguel Ángel Bracamontes, Director General de Grupo Diario de Morelos y en épocas más recientes Ramón de la Fuente, Guillermo Soberón y José Narro por mencionar a algunos.

¿Qué tiene que ver esto con el deporte?

Pues que una de las facultades y responsabilidades del nuevo mandamás en la torre de Rectoría es precisamente nombrar al presidente del club Universidad, conocido coloquialmente como los Pumas.

El dilema que tendrá enfrente será ratificar al actual dirigente, Leopoldo Silva, Ingeniero de profesión o nombrar a su relevo.

Históricamente se ha nombrado para ese cargo a alguien allegado al Rector o cercano al grupo en el poder. De esa manera han desfilado nombres como Guillermo Aguilar Álvarez, divinizado por sus biógrafos; el exitoso empresario, yerno del Ingeniero Carlos Slim, Arturo Elías Ayub; el polémico Víctor Mahbub, terminando con Rodrigo Ares de Parga.

El cuadro del Pedregal necesita a un presidente cercano a los colores, que conozca el adn de la institución, se identifique con la feligresía puma y goce de un prestigio social y una honestidad intachable.

El nuevo Rector@ no debe ceder a la tentación de nombrar a un “cuate” solo porque le guste el futbol. El horno ya no está para bollos ni el equipo para experimentos.

Urge retomar la grandeza de ese Puma victorioso, aguerrido, apasionante por el que se identifica la gente de piel dorada y sangre azul. Se van a postular muchos candidatos. Ojalá sea muy bien asesorado el nuevo…Rector.

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