Se jugó la Gran Final del denominado “Campeón de campeones”, que en nuestra Liga enfrenta a los últimos dos monarcas del año futbolístico.

Hace muchísimos años, cuando un servidor era un crío, este partido lo jugaban el campeón del torneo regular, a tabla llena, es decir, todos contra todos a dos vueltas y el monarca de la “Copa México”, el cual se obtenía en el verano a eliminación directa.

Ahí pudimos presenciar páginas gloriosas, como aquel Necaxa ante el Guadalajara, decidido en serie de penales.

Los jóvenes no podrían entender el sistema de competencia.

No era como ahora, que se tiran cinco penales, todos por diferentes jugadores y en caso de empate, una especie de muerte súbita.

En aquellos gloriosos ayeres, era un solo jugador el designado para cobrar la pena máxima y era a tres tiros.

A lo mejor, los viejos de la comarca se acuerdan de ese episodio.

Por las Chivas el cobrador era Héctor Hernández y por los necaxistas, Evaristo, jugadorazo.

Pues nada, que la metían de todas, todas, al grado de tirar nueve penales cada uno.

El “Chale”, como le decían a Héctor, metió el décimo y Jaime Gómez, apodado el “Tubo”, atajó el cobro del argentino para decretar el triunfo caprino Ahora se revivió esa tradición, buscando como siempre el negocio, tanto así que se juega en territorio estadounidense.

No lo veo mal, ya que, a lo mejor, el encuentro de marras no despertaría el mismo entusiasmo acá en tierras aztecas y se presentaría el conflicto de en donde jugarlo.

En Los Ángeles, la cultura de la nostalgia y el poder de convocatoria, indiscutible de las Águilas, auguraban un lleno hasta la azotea.

El partido presagiaba un desastre para los rojos del Estado de México. Un gol, de esos llamados “de vestidor”, los ponía en la lona.

Sin embargo, con prestancia y buen futbol, supieron equilibrar la contienda e irse en el comando del marcador.

Franco Romero, con un soberbio zapatazo, puso el empate, Bruno Mendez los puso en ventaja y Paulinho decretó el tanteador final.

Gran trabajo de la gente del VAR. Jorge Camacho Peregrina y Diana Pérez Borja validaron el tercer tanto escarlata, anularon el segundo gol azulcrema, ambos por fuera de lugar y comunicaron al central, Víctor Cáceres, de muy buena labor, la posibilidad de una expulsión a Igor Lichnovsky, por una dura entrada sobre Helinho.

Total que, luego de la Gran Final del campeonato mexicano y de esta exhibición en territorio gabacho, la conclusión a la que se debe llegar, es que Antonio Mohamed, trae a André Jardine… del rabo.

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