En la anterior administración municipal, cinco antros del primer cuadro de Cuernavaca que fueron clausurados la noche del sábado permanecieron abiertos de manera notoriamente irregular. Unos carecían de licencias de funcionamiento (no las tienen aún), otro no contaba con autorización de horas extras, uno más invadía la vía pública y un quinto no cumplía medidas de protección civil. Están ubicados en el primer cuadro –Gutenberg, Las Casas, Jardín Juárez–, en sitios donde funcionaban desde hace lustros pero, tapados los ojos por la venda de la corrupción, sucesivas administraciones “no los vieron”. Tuvieron que suceder el ataque a balazos en el bar de Paseo del Conquistador, la noche del jueves antepasado con saldo de muertos y heridos –y entre los decesos lamentables el de una sobrina del obispo de Xalapa–, y que cambiara el mando de la Comuna con la llegada de Francisco Antonio Villalobos para que el reordenamiento comenzara. Pero si la limpieza apenas empieza, los dueños de antros que operan sin permisos de la Comuna deben acelerar la regularización. En suma: hacer lo que alcalde o gobernador alguno ha hecho en la historia de Cuernavaca, quizá con las excepciones, en otros sentidos, del gobernador Felipe Rivera Crespo y el presidente municipal David Jiménez González que, en distintas épocas de los setenta, uno clausuró la zona de tolerancia de Acapantzingo y otro ordenó que a partir de entonces las cantinas cierren los días domingo... FALTABAN tres días para la Navidad cuando el Popocatépetl nos la adelantó. La noche del 21 de diciembre de 1994, Don Goyo despertó de su largo letargo, explotó, nos asustó a cientos de miles de personas en Puebla y Morelos. Contaron que tembló la tierra en las cercanías de sus faldas, y más acá, en Tetela del Volcán, Yecapixtla, Ocuituco y Cuautla, le gente se encomendó a Dios; las personas oraron, el susto llegó hasta Cuernavaca y se alarmaron los del Distrito Federal. El gobernador Jorge Carrillo Olea citó a reuniones de emergencia, y una o varias se desarrollaron en Tetela con autoridades federales, estatales y municipales. El tema principal –o uno de ellos– fue trazar y establecer la ruta de evacuación. Brigadas de trabajadores de dependencias oficiales la señalizaron, la bachearon y el gobierno la publicitó. Pero no hicieron lo más importante: ampliar a cuatro carriles las carreteras de la región que siguen como entonces: estrechas y sinuosas, trampas mortales en una situación en la que el Popo haga una gran erupción –de pronóstico imaginable pero reservado para que no cunda el pánico– como no ha sucedido durante siglos o acaso nunca. Y todas las anteriores se queden chiquitas, como la de 1947 que inició un período de actividad; o en diciembre de 2000 que, acatando predicciones de científicos, causó la evacuación de miles de personas en las áreas cercanas al cráter; o el 25 de diciembre de 2005, que provocó una columna de humo y cenizas de tres kilómetros de altura y la expulsión de lava. Afinados los pequeños, medianos y eventos grandes, tiro por viaje nos recuerdan que el Popo está vivo, que goza de cabal salud y duerme inmóvil pero en cualquier momento puede despertar y darnos la sorpresa que nadie deseamos pero es posible. Captada por las cámaras de video exprofeso instaladas hace años, a las 11.16 p.m. del sábado pasado registró una fuerte explosión que se dejó escuchar en comunidades cercanas e hizo vibrar puertas y ventanas en Atlixco, Cholula y en sitios cercanos a la capital poblana. La Coordinación de Protección Civil de Morelos se apresuró a anunciar que “rehabilitará caminos”, pero de nueva cuenta se olvidó de que la eficiencia real de la ruta de evacuación sólo será posible ensanchando las carreteras en la región, de Tetela hasta Cuautla… A LOS colonos del fraccionamiento Lomas de Cuernavaca les queda claro que funcionarios del anterior Ayuntamiento de Temixco recibían “moches” de la casa ubicada en el número 88 de la calle Tulipanes, para que permitieran los reventones que un fin de semana sí y otro también ahí perpetraban. Pensaron que con el arribo de la nueva alcaldesa, Jazmín Solano López, las cosas cambarían, pero se equivocaron. El dicho fraccionamiento es de uso residencial, no comercial como de manera arbitraria es usada la casa citada, rentada por Internet para “pachangas” que empiezan las tardes de los viernes y no terminan sino hasta los mediodías de domingos, con música grabada y bandas que tocan “en vivo”, por cierto, horrible. Reportado telefónicamente el ruido estruendoso que desvela a miles de vecinos, la policía y Protección Civil de Temixco sólo simulan actuar. Los colonos se preguntan ¿de cuánto son los sobornos? ¿Llegan hasta Jazmín?... (Me leen después).

 

Por: José Manuel Pérez Durán

jmperezduran@hotmail.com

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