En 1933, hacía cinco años de que Plutarco Elías Calles había dejado de ser el presidente de México cuando donó el terreno donde sería construido el Parque Revolución de Cuernavaca. Hoy, dentro de poco de eso se cumplirá un siglo. La donación del terreno fue hecha por el en ese momento presidente Elías Calles, cuya quinta Las Palmas se localizaba en la esquina de la avenida Morelos y la calle Motolinía, donde posteriormente sería instalada la tienda Comercial Mexicana. A sólo a un par de cuadras de distancia se encuentra el Parque Revolución, donde en 1957 y bajo el gobierno de Rodolfo López de Nava fue construido el kinder Resurgimiento, el primer jardín de niños o instituto preescolar de su época.
Ubicada a pocos metros de la estación del tren México-Balsas, que estuvo en servicio hasta 1997, las mañanas de domingos jugaba basquetbol el proletariado (trabajadores de establecimientos comerciales, obreros de la fábrica Textiles Morelos, etc.), mientras las tardes de entre semana numerosos muchachos del centro de la ciudad, así como estudiantes de preparatoria y la universidad, “cascareaban” en la cancha del parque Revolución. Hoy, cerrado al público el gimnasio de voleibol y basquetbol del “Revo”, el diputado panista Oscar Daniel Martínez Terraza ha planteado un punto de acuerdo, proponiendo que sea reabierto el gimnasio.
El remate de un comentario abre otro. Lugar de clima envidiable y vegetación exuberante, en Cuernavaca debería haber cientos de parques púbicos. Pero no; infortunadamente los que tenemos se cuentan con los dedos… y sobran dedos. Cerca del “Revo”, la Casa de la Chica es ideal para convertirla en un parque púbico. Aplicar la expropiación por causa de utilidad pública sería el recurso legal que durante años han esquivado los gobiernos conservadores, practicantes de la política pusilánime de no incomodar a los propietarios de bienes particulares, aunque algunos sean históricos. Una polémica en este sentido fue desatada, y de inmediato cancelada, por la publicación de fotografías de árboles centenarios que fueron asesinados en el enorme jardín la mansión del ingeniero Federico T. de La Chica y hoy día es propiedad de la empresa de autobuses foráneos Pullman de Morelos.
Este tema idea lleva al columnista a la historia de la frustrada Central Camionera: Se acercaba el final de los ochenta y había muerto el por tantos años llamado pulpo camionero que databa de fines de los setenta, monopolizado por el desaparecido zar del transporte Jesús Escudero, un multimillonario que tenía autobuses de pasaje urbano en Acapulco. Gente, se decía entonces, del cacique Rubén Figueroa Figueroa, uno de los socios más fuertes de la línea Flecha Roja que compró los autobuses y las concesiones a los dueños de las compañías Chapultepec, Urbanos y Emiliano Zapata. La Central Camionera que hace un poco más de medio siglo iba a ser construida al lado de la estación de la CFE en el boulevard Cuauhnáhuac y que cada día se hace más necesaria, en una ciudad como Cuernavaca cuyos habitantes padecen una movilidad vehicular desastrosa, de aproximadamente tres personas por cada automotor… (Me leen mañana).
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