De que el siguiente gobernador de Morelos surgirá del Partido Movimiento de Renovación Nacional (Morena) no hay duda. Un “moreno” o una “morena”, pues, ¿pero quién? Rabindranath Salazar Solorio no tiene la candidatura “amarrada”, como se decía en los tiempos del prianismo, pero destaca como un aspirante fuerte y a la vez “debilitado”, según la paradoja a que dio lugar su remoción del cargo de subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación para ocupar el puesto de coordinador general de Política y Gobierno de la Presidencia de la República. Rafael Reyes Reyes, el alcalde reelecto de Jiutepec, reconocidas sus posibilidades de ser gobernador por méritos y capacidades propias, dedicado los fines de semana a recorrer el estado para sostener reuniones con simpatizantes. Juan Ángel Flores Bustamante, el presidente municipal de Jojutla igualmente reelecto y, según una encuesta, el segundo mejor alcalde. Y por parte de las mujeres, Lucía Meza Guzmán, ¿imperdonable su pecado político de haber besado el diablo poniéndose al lado de Ricardo Monreal Ávila y por eso tácitamente contrario a Andrés Manuel López Obrador? O Margarita González Saravia, la directora general de la Lotería Nacional que acaricia el sueño de pasar a la historia como la primera gobernadora en la tierra de Emiliano Zapata desde la creación del estado de Morelos, en 1869. Y el caballo negro, fétido el aroma a corrupción del funcionario del gabinete impulsado por el grupo de los politiqueros fuereños que ni comulgan con la ideología de López Obrador ni son militantes de Morena, pero alardean tener dinero suficiente para comprar a consejeros electorales y seguir saqueando el estado… Por otros partidos, el yautepequense Agustín Alonso Gutiérrez, de Nueva Alianza, que pudiendo ser un candidato competitivo sería punto menos que invencible si lo cobijara la fuerza de Morena, y José Luis Urióstegui Salgado, quien, postulado por la coalición PAN-PRI será un hueso duro de roer ante cualquier otro candidato, sobre todo en los municipios de la zona conurbada del valle de Cuernavaca. La diputada plurinominal Tania Valentina Rodríguez Ruíz (PT) y el senador Ángel García Yáñez (PRI) simplemente no tienen chance en la contienda por la gubernatura…
La agrupación de dueños de bares y antros en Cuernavaca se queja de que la renta de casas a través de plataformas digitales le produce pérdidas económicas y competencia desleal al sector hotelero y a los antros. Descubren el agua tibia: en las casas rentadas hacen fiestas privadas donde corre el alcohol sin freno ni medida. A guisa de ejemplo, el columnista ha citado el caso específico de la quinta de la subida de la calle Hules en el fraccionamiento Lomas de Cuernavaca. Por años, ahí los fines de semana perpetran reventones maratónicos que arrancan los sábados al medio día y terminan hasta las primeras luces de los lunes. Procedentes de la CDMX, los fiesteros toman, beben, gritan, comen, duermen, despiertan y vuelven a la fiesta. El escándalo y la música se escuchan varias cuadras a la redonda, y de nada sirven los reportes de los vecinos a la Policía Preventiva de Temixco, en cuya jurisdicción municipal se ubica este fraccionamiento. “Llamen a Protección Civil”, dice la operadora las raras veces que contesta. Se supone que hay inspectores de guardia, pero nunca aparecen. ¿La explicación es la “mordida”? El tema no es menor; sucede en docenas de “quintas” de Cuernavaca, de Temixco y en cualquier lugar donde rentan casas para fines de semana… (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán
 

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