En Jiutepec, el carnaval de este año se realizó con nuevas autoridades municipales, arrancó el 19 de este mes, en el acto de transición no hubo desma… y por relativamente tranquilo pasó desapercibido. No será seguramente el caso de Tepoztlán, históricamente el carnaval más famoso de Morelos, aunque esta vez con la diferencia de que el alcalde Perseo Quiroz Rendón asegura que intenta reducir el consumo de alcohol, para lo cual ha pedido a las comparsas que no autoricen su venta. De cualquier manera en este carnaval el pueblo de los cerros míticos espera la asistencia de cien mil personas de la CDMX y el interior de Morelos.

El carnaval de Yautepec se cuece aparte. Será entre el 7 y el 11 de marzo, anunciado por el alcalde Eder Alonso y garantizado el éxito de la fiesta anual habida cuenta la capacidad de organización de eventos sociales que ha demostrado la familia Alonso.

Grosso modo, el resto del calendario carnavalesco está así: 2 de febrero, Yecapixtla y Tetelcingo; 15 de febrero, Tlaltizapán; 2 de marzo, Tlayacapan; 2 de marzo, Tetela del Volcán; 30 de marzo, Atlatlahucan, y 20 de abril, Chiconcuac.

¿Y la historia? Aquí una partecita:

No medio siglo, sino un poco más data del último Carnaval de Cuernavaca. Pero el carnaval no es solamente un recorrido de chinelos brincando y la banda de música tocando; comprende un sinnúmero de actividades, como las elecciones de la reina bella y el rey feo, comparsas de barrios y colonias, participación de organizaciones sociales y comerciales, etc., etc.

El último carnaval de la entonces Ciudad de la Eterna Primavera fue cerca de 1966, recreado en varias entregas del columnista el tono de vida de la gente de la capital y un suceso trascendente del Jiutepec de aquellos días. Cuernavaca tenía, acaso, la cuarta parte de la población del hoy. Hacía poco que los cuernavacenses habíamos concurrido al último carnaval, realizado en el Jardín de los Héroes que fue “concesionado” por el gobernador Emilio Rivapalacio Morales al director del periódico “La Voz”, Pepe Gutiérrez. La ciudad respiraba la tranquilidad de las casas con ventanas abiertas de día y de noche, limitada la nota roja a la eventualidad de crímenes pasionales, carteristas de dedos finos y uno que otro robo, controlada la delincuencia por la Policía Judicial y dedicados los guardias municipales a recorrer la ciudad pie a tierra o a bordo de la temible “Julia” para extorsionar a parejitas fajando en lo oscurito, ebrios cansados y sobrios orinando en la vía pública.

¿Y qué pasaba entonces en el municipio de Jiutepec? Unido a la capital por la carretera de sólo dos carriles, en la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (CIVAC) la planta de coches nipones estaba lista para comenzar a operar. Su primera generación de trabajadores le llamaban la “Dasun”. (Decían: ¿dónde trabajas? ¿En la Dasun?, respondían aludiendo los modelos Datsun). Los obreros fueron capacitados en un apartamento del edificio Benedicto Ruiz, rentado en setecientos pesos mensuales para la producción del modelo Blue Bird (Pájaro Azul)… (Me leen mañana).

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp