Denunciado en mayo de 2013 durante el gobierno de Graco Ramírez, debieron pasar nueve años para que el ex director de Administración de los Servicios de Salud de Morelos, Mario Alberto Oliva Ruiz, fuera detenido. ¿Qué pasó? ¿No se acordaba que estaba denunciado por el delito de peculado? ¿O se había ido de Morelos pero regresó a su domicilio de la colonia Delicias y la policía le echó el guante? La aprehensión del ex funcionario del gobierno panista de Marco Adame casi coincide en tiempo con la detención de Patricia Izquierdo, quien fue la secretaria de Obras Públicas del régimen perredista de Graco. Imputada de la adjudicación directa a una empresa “fantasma” para un contrato de demolición y construcción del edificio de Escuela de Estudios Superiores de Jojutla por más de 75 millones de pesos, se encuentra formalmente presa en el penal de Atlacholohaya, lugar donde también recaló Mario Alberto y donde asimismo pueden ir a parar el ex secretario de Hacienda, Jorge Michel, y el ex tesorero Armando Sanders, ambos del gobierno de Graco. La nota lleva al dicho popular de que los carniceros de hoy pueden ser las reses de mañana, y se relaciona con este otro de cuando veas las barbas de tu vecino rasurar pon las tuyas a remojar.

Lo que, si inteligentes fueran, deberían tomar en cuenta actuales funcionarios desquiciados por el poder, como el millonario del gabinete que se presume más rico y poderoso que en el 2018, tanto que alardea será candidato a gobernador, cuando lo que realmente pretende es una diputación, local o federal, por aquello del güero, digo, fuero…

EL GRAN depredador, que es el hombre, se refleja en la Laguna Seca de Jiutepec. Llantas, troncos, plásticos y más desperdicios han sido sacados por dos retroexcavadoras contratadas o propiedad del gobierno municipal de Jiutepec. Pasa ahí lo que sucede en cientos de lugares de Morelos. Cuenta un lugareño: “hace sesenta años nos podíamos bañar, nadar, traer a los animales a beber agua y hasta pescábamos, pero de eso ya no queda nada”. En Jiutepec también está El Texcal, una maravilla natural que seis décadas describió así el político y escritor Francisco Javier Arenas:

“…Aparte de la hermosa y pequeña laguna de Hueyapan, cubierta en gran parte por tules, entre los que se esconden patos, este pedregal esconde innumerables encantos. (…) Alimañas que ocultan sus mimetismos entre tantas breñas y con los fantasmales órganos o cardones resulta muy fácil dejar inadvertidos venenosos reptiles, hermosos pero peligrosos. Amates prietos y amarillos, ceibas y chaparros, uñas de gato y zacatales, zarzamoras y otras arbustáceas. (…) Hay desde inocentes tórtolas y aves canoras, hasta aguilillas y gavilanes que hacen frente a serpientes y otros reptiles. (...) Me consta que hay tigrillo, pues lo vi pasar un mediodía en que me había perdido con otros compañeros de excursión por esos agrestes parajes tan primitivamente hermosos. (…) El Texcal es abruptamente bello, producto de una vieja erupción volcánica. Por el oriente de esta selva de piedra surge como macizo retén el cerro Barriga de Plata. Es un cerro negro, mejor verde oscuro. Y allí al pie del cerro, la laguna de Acolapa”...

Le digo a cierto amigo que se siente “fifi” y peca de ignorante: “La revocación de mandato confirmará que AMLO cuenta con al menos el 70% del respaldo popular, más que la última encuesta del periódico ‘El Financiero’. Si los conservadores alegan que no, pues demuéstrenlo yendo a votar el domingo”… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 


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